El termostato de un coche regula el flujo de refrigerante a través del motor y es un elemento increíblemente importante en el funcionamiento del motor de su vehículo. Es posible que escuche la frase «el termostato se atascó abierto o cerrado». Cuando el motor ha estado parado durante un tiempo y no está caliente, el termostato estará cerrado. Una vez que el motor está en marcha y alcanza una determinada temperatura de funcionamiento, un sensor en el interior del termostato hará que se abra, permitiendo que el refrigerante fluya hacia y desde el radiador, disminuyendo la temperatura para que pueda volver a recircular por el motor. Este flujo constante (junto con otros componentes del sistema de refrigeración) mantiene el motor de su vehículo funcionando a la temperatura óptima.
La apertura y el cierre del termostato en el momento correcto son fundamentales para mantener la temperatura adecuada del motor. En caso de que el termostato se «atasque» cerrado, no hay manera de que el refrigerante circule a través del radiador y, finalmente, de vuelta a través del motor, lo que provoca temperaturas extremadamente altas en el motor. Del mismo modo, si el termostato está «atascado» abierto, el flujo de refrigerante es constante, lo que hace que la temperatura del motor del vehículo nunca alcance un nivel óptimo de calor, creando problemas de rendimiento y acelerando el desgaste de las piezas. Hay 4 síntomas comunes asociados con un termostato malo o defectuoso.
Lectura de alta temperatura y sobrecalentamiento del motor
El primer síntoma, y el más alarmante, será la lectura del indicador de temperatura en rojo durante los primeros 15 minutos de funcionamiento del motor de su vehículo. Este suele ser el primer signo de que el termostato no está funcionando correctamente. Significa que el refrigerante no está entrando en el motor porque el termostato está atascado cerrado, y su coche puede sufrir daños en el motor rápidamente.
Lectura de baja temperatura y motor subcalentado
Un termostato atascado en la posición abierta empuja constantemente el refrigerante hacia el motor y provoca una temperatura de funcionamiento más baja. Su medidor de temperatura mostrará una aguja que apenas aumenta o se mantiene en el ajuste más bajo. Esto reducirá la eficiencia del motor y aumentará las emisiones con el tiempo, además de acelerar el deterioro de las piezas.
Cambios de temperatura de forma errática
También pueden producirse fluctuaciones erráticas de la temperatura, provocando picos y descensos drásticos de la misma que acaban provocando un mal rendimiento del motor y una reducción del kilometraje de la gasolina. En este caso, puede ver la temperatura anormalmente baja en un momento dado y, poco después, subir a un nivel anormalmente alto. El termostato en sí no está atascado en ninguna posición, pero aún así producirá lecturas falsas y causará problemas con la regulación del refrigerante.
Fugas de refrigerante alrededor de la carcasa del termostato o debajo del vehículo
Otro indicio puede ser la fuga de refrigerante, que puede ocurrir cuando el termostato no permite que el refrigerante fluya cuando está atascado en la posición cerrada. Esto puede notarse en una variedad de lugares, pero más comúnmente alrededor de la carcasa del termostato. Eventualmente puede causar que otras mangueras de refrigerante tengan fugas también, a menudo resultando en una fuga de refrigerante en el suelo debajo de su vehículo.
El reemplazo del termostato es una reparación bastante barata para hacer a su vehículo, evitando potencialmente miles de dólares en daños al motor debido al calor excesivo. Si alguno de los síntomas anteriores le resulta familiar, puede ser el momento de que un mecánico experto diagnostique su vehículo.