Las escuelas de Estados Unidos están en problemas – pero no todo es cuestión de dinero. En 2014, Estados Unidos gastó una media de 16.268 dólares al año para educar a un alumno desde la educación primaria hasta la terciaria, según el informe anual de indicadores educativos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), muy por encima de la media mundial de 10.759 dólares.
Pero el gasto está en declive: bajó un 4% entre 2010 y 2014, incluso cuando el gasto en educación, de media, aumentó un 5% por estudiante en los 35 países de la OCDE.
Y -a nivel general- todo ese dinero no parece traducirse en mejores resultados para los estudiantes estadounidenses. Según el centro de estudios de Washington, el National Center on Education and the Economy (NCEE), el estudiante medio de Singapur está 3,5 años por delante de su homólogo estadounidense en matemáticas, 1,5 años en lectura y 2,5 en ciencias. Los niños de países tan diversos como Canadá, China, Estonia, Alemania, Finlandia, Países Bajos, Nueva Zelanda y Singapur superan sistemáticamente a sus homólogos estadounidenses en los aspectos básicos de la educación.
Medir la educación es difícil, especialmente en un país tan enorme y variado como Estados Unidos. Las cifras de la OCDE muestran que la desigualdad de ingresos desempeña un papel enorme en el arrastre de las puntuaciones de EE.UU. y que este país va a la zaga de otros países en su capacidad para ayudar a los estudiantes con menos ingresos. ¿Es posible arreglar las puntuaciones de matemáticas del país sin abordar primero la pobreza en EE.UU., la falta de apoyo gubernamental a las familias de bajos ingresos y la escasez de atención prenatal?
El estándar internacional para evaluar el éxito educativo es el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (Pisa) de la OCDE, una evaluación global de las habilidades en matemáticas, lectura y ciencias que se realiza una vez cada tres años y en la que EE.UU. es sistemáticamente derrotado. Pisa no está exento de polémica y los críticos afirman que una medida tan amplia no tiene en cuenta hasta qué punto las diferencias culturales, económicas y geográficas afectan a los resultados. No obstante, Pisa sugiere que EE.UU. tiene motivos de preocupación.
Los problemas son sistémicos, dice Marc Tucker, presidente del NCEE, y están empeorando. El problema, según Tucker, es que las escuelas estadounidenses se desarrollaron según un «modelo de fábrica»: originalmente los profesores eran principalmente mujeres graduadas con pocas otras opciones en el trabajo. Estados Unidos sigue tratando a sus profesores como si fuera así, mientras que los sistemas escolares más exitosos del mundo se han «profesionalizado» y tratan la contratación y el desarrollo de profesores altamente cualificados como parte integral de su sistema educativo.
«En Estados Unidos lo que hicieron en 1910 tenía mucho sentido. Crearon una gran reserva de profesores que no sabían mucho y que no estarían mucho tiempo», dijo Tucker. Estados Unidos «tuvo suerte» en un mundo en el que las mujeres con estudios universitarios tenían pocas opciones. Ahora esas opciones se están abriendo y personas que podrían haber sido grandes profesoras están eligiendo otras opciones.
La solución está clara, dice. «Tenemos que tener más profesores altamente formados y tenemos que pagarles más», dijo.
Pero no parece que Washington esté escuchando. «Hasta cierto punto es pura arrogancia. Fuimos tan dominantes durante tanto tiempo que nos cuesta aceptar que ahora hay tantos países que nos llevan la delantera», dijo Tucker.
Un vistazo a los países que están haciendo bien las cosas en materia de educación ofrece algunas pistas sobre una serie de soluciones que podrían proporcionar un camino a seguir para las escuelas de Estados Unidos.
Canadá
Canadá tiene mucho en común con su vecino del sur, más grande, pero lo ha superado sistemáticamente en materia de educación. En Ontario, que educa al 40% de los estudiantes canadienses, casi el 30% de la población de la provincia son inmigrantes. Según los resultados de los exámenes Pisa de 2015, Ontario obtuvo la quinta puntuación del mundo en lectura. Los hijos de inmigrantes obtienen resultados compatibles con los de sus compañeros con padres nacidos en Canadá en cuanto a rendimiento educativo.
En 2013 se renovó la formación del profesorado: se alargó la formación y se redujo el número de plazas disponibles para mejorar la calidad. La toma de decisiones es local, pero hay un enfoque nacional en el aprendizaje personalizado, la flexibilidad y los altos estándares.
Singapur
Hace cincuenta años, la mayoría de la población de Singapur era analfabeta; hoy se considera uno de los modelos de educación en todo el mundo. Esta nación insular, de apenas 5,6 millones de habitantes, encabeza sistemáticamente las clasificaciones mundiales en materia de educación.
La educación está muy centralizada y convertirse en profesor es extremadamente competitivo. Los candidatos se seleccionan entre el tercio superior de los graduados de secundaria, y menos de una quinta parte de los solicitantes son admitidos.
La tasa de rotación de profesores es inferior al 3%, menos de la mitad que en EE.UU.
En Singapur los profesores pasan alrededor del 40% de su tiempo con los alumnos, mucho menos que en EE.UU.. El resto del tiempo lo dedican a la investigación, la planificación de las clases y la elaboración de estrategias con otros profesores para asegurarse de que se satisfacen las necesidades de sus alumnos.
Finlandia
Entrar en un curso de formación de profesores en Finlandia es difícil. Las tasas de aceptación en el programa de formación de profesores de la Universidad de Helsinki (6,8%) fueron inferiores a las de su programa de derecho (8,3%) y de la facultad de medicina (7,3%) en 2016.
Los finlandeses se empeñan en mantener su ventaja en educación. Cada cuatro años, el gobierno reevalúa su plan educativo para adaptarlo a las necesidades cambiantes del país.
Alemania
En el año 2000 Alemania sufrió el «shock de Pisa». La OCDE descubrió que los estudiantes alemanes estaban por debajo de la media en las asignaturas básicas y que los menos favorecidos sufrían tasas de fracaso escolar muy superiores. El informe desencadenó un debate nacional y una acción gubernamental. Se introdujeron nuevas normas académicas, se instituyeron pruebas nacionales y se destinaron más fondos al aprendizaje temprano y a las familias inmigrantes.
Aunque siguen existiendo problemas -el rendimiento de los estudiantes que se encuentran más abajo en la escala socioeconómica sigue siendo inferior a la media de la OCDE-, el sistema alemán ha experimentado notables mejoras.
Corea del Sur
Cuando terminó la ocupación japonesa de Corea en 1945, se llevó a sus profesores. Sólo se permitía a los ciudadanos japoneses enseñar y asistir a sus escuelas secundarias e instituciones de educación superior y alrededor del 80% de la población era analfabeta. Hoy en día, Corea del Sur tiene una de las poblaciones mejor educadas del mundo: en 2015, el 69% de los jóvenes de 25 a 34 años habían completado la educación post-secundaria, la tasa más alta entre todos los países de la OCDE.
El sistema escolar de Corea del Sur está muy centralizado y muy orientado a los exámenes. La enseñanza es la profesión más popular del país y los profesores están bien pagados y altamente cualificados. La enseñanza tiene una clara trayectoria profesional en Corea del Sur y los profesores son recompensados por desarrollar sus habilidades. Aunque el salario inicial de los profesores está ligeramente por debajo de la media de la OCDE, que es de 32.202 dólares, en la parte superior de la escala salarial los profesores ganan 55.122 dólares, más que la media de la OCDE y más del doble de la renta media de los hogares del país, que es de 21.723 dólares al año.
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