Cuarta de la COVID-19

La presión arterial elevada o hipertensión es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular y una de las afecciones más frecuentes en la sociedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de un trastorno «en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos», destaca la organización.

Así, el corazón bombea sangre a los vasos cada vez que late y la tensión arterial «es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón». De esta manera, cuanto más elevada sea, más esfuerzo requerirá el corazón para poder bombear.

Aunque muchas personas no muestren sintomatología, la hipertensión puede manifestarse con signos de alerta como «dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vértigos, dolor torácico, palpitaciones del corazón y hemorragias nasales».

Si no se establece un adecuado control, la hipertensión puede derivar en un infarto de miocardio, un ensanchamiento del corazón y, a largo plazo, en una insuficiencia cardíaca. Además, puede afectar a otros órganos vitales como los riñones o el cerebro.

¿Cuáles son los niveles normales?

Según la Fundación Española del Corazón, promovida por la Sociedad Española de Cardiología, los niveles máximos de presión arterial sistólica (durante los latidos) deben situarse entre 120 y 129 mmHg, y las de diastólica (cuando el corazón se relaja) entre 80 y 84 mmHg.

Esta enfermedad silenciosa, y que en ocasiones pasa completamente desapercibida, puede prevenirse fácilmente llevando a cabo rutinas saludables. Existen diversos fármacos para las personas que padecen hipertensión, pero la mejor herramienta para su tratamiento es la prevención. ¿Cómo podemos controlar la presión arterial alta? ¿Cuáles son las principales recomendaciones?

Alimentación saludable, ejercicio y control del estrés

En primer lugar, hay que seguir una alimentación saludable. El sobrepeso es una de los factores de riesgo de la hipertensión y si mantenemos una dieta equilibrada disminuirá la presión arterial elevada. Reducir el consumo de sal en las comidas, la ingesta de alcohol o incrementar el consumo de frutas, verduras, legumbres y frutos secos son algunas de las principales indicaciones.

La práctica diaria de actividad física logra disminuir las cifras de la presión arterial elevada. Prueba a hacer ejercicio, al menos, 30 minutos al día. Además, «aumenta la masa muscular y la capacidad de esfuerzo, ayuda a controlar el peso y logra disminuir el riesgo cardiovascular», subrayan desde la Fundación Española del Corazón.

Por otro lado, el tabaco es altamente nocivo para la salud y causa un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial. Por tanto, las personas con hipertensión deben evitar el consumo de tabaco. Otro de los factores de riesgo asociados es el estrés crónico, ya que eleva la tensión arterial.

Por ello, debes tratar de eliminar o reducir las situaciones que desencadenan episodios de ansiedad y/o estrés. Prueba a practicar yoga, técnicas de respiración y relajación, salir a caminar o a dedicar tiempo a realizar actividades que te motiven.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *