«Nací en el barro», canta, tratando de entender por qué fue elegida para estas visiones religiosas. «Con los pies en el suelo. No tenía nada que dar, ni palabras en la boca. Nací en el barro, y es donde debo estar. Así que, ¿por qué yo?»
Es la canción emblemática de un elaborado e improbable musical al estilo de Broadway, «Bernadette de Lourdes», basado en la vida de una niña de 14 años que en 1858 dijo haber experimentado múltiples apariciones de una joven que se creía que era la madre de Jesús, María, y descubrió un arroyo con poderes curativos milagrosos.
Gracias a la Bernadette original, esta ciudad situada en las estribaciones de los Pirineos se convirtió en un importante lugar de peregrinación católica romana, que atrae a millones de personas cada año y cuenta con una capacidad hotelera en Francia sólo superada por París. Una versión cinematográfica de la historia en los años 40, «La canción de Bernadette», fue protagonizada por Jennifer Jones.
Pero en los últimos años el número de visitantes a Lourdes ha disminuido sustancialmente, creando una tensión económica y dejando a la ciudad luchando por encontrar soluciones. ¿Cómo puede una ciudad revitalizar una industria turística basada en visiones religiosas?
El musical de Bernadette puede que no arregle milagrosamente los problemas turísticos de la ciudad; sin embargo, ha generado un oportuno frenesí de publicidad sobre Lourdes.
Además del fastuoso musical que se estrenó el 1 de julio, los promotores locales han celebrado el estreno de un importante documental sobre Lourdes en los cines franceses y un especial de National Geographic narrado por Morgan Freeman. Para una ciudad que quiere ampliar su atractivo y reinventar su imagen, este giro en los focos -aunque todavía ligado en gran medida a su historia religiosa- es muy bienvenido.
«No son cosas que hayamos solicitado», dijo Joël Luzenko, portavoz del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes. «Son proyectos de personas que han descubierto Lourdes por sí mismas. Se sintieron llamados por la gruta y estamos encantados».
La pieza central de Lourdes, una ciudad de menos de 15.000 habitantes que recibe unos 5 millones de visitantes anuales, es la catedral gótica de Notre Dame, construida sobre la gruta en la que Bernadette tuvo sus visiones.
Los visitantes pueden caminar por la gruta, tocando las paredes, a veces mientras un sacerdote dirige la misa delante. A continuación, pasan por una serie de fuentes para llenar jarras de agua o esperan en fila para bañarse en el agua del arroyo de Bernadette. La Iglesia católica dice que Lourdes ha sido fuente de 70 milagros médicos.
El santuario está rodeado de manzanas de hoteles y tiendas de recuerdos que durante décadas se dirigieron a un flujo de turistas que llegaban como parte de grandes peregrinaciones organizadas.
Hace unos 10 años, el ritmo de esas peregrinaciones en grupo empezó a caer en picado, reflejando los cambios en la Iglesia católica, que ha visto caer el porcentaje de sus congregaciones en Europa y aumentar las de lugares como Sudamérica, África y Asia. En lugar de autobuses llenos de peregrinos procedentes de lugares como Italia, Lourdes recibe pequeños grupos de peregrinos de lugares más lejanos.
En 2009, los hoteles de la ciudad registraron 3.260.022 «nuitées», una unidad de medida en la industria turística francesa para contar el número de noches que una persona pasa en algún lugar. (Por ejemplo, tres personas que se quedan cuatro noches hacen 12 «nuitées».) En 2017, el número de nuitées había caído a 2.005.732, según la agencia oficial de estadísticas del gobierno francés.
Los hoteles y restaurantes tuvieron problemas. El santuario de Notre Dame tuvo un déficit presupuestario durante casi una década mientras las donaciones caían, acumulando 11,2 millones de dólares en pérdidas. El santuario contrató a un antiguo ejecutivo de Renault en 2017 que recortó el gasto y consiguió que su presupuesto de 34,4 millones de dólares estuviera en negro el año pasado.
Mientras tanto, la progresista Josette Bourdeu fue elegida alcaldesa en 2014 y trabajó con la junta de turismo para desarrollar una estrategia de cambio. Parte de ese plan era atraer a más gente de dentro de Francia.
«Durante mis viajes a otros países, descubrí que Lourdes es muy conocida y querida», dijo Bourdeu. «Pero nuestra misión era reconquistar el espíritu de los franceses, y volver a convencerlos de que vinieran a Lourdes».
Los funcionarios empezaron a presentar Lourdes como una puerta de entrada a los Pirineos, con sus espectaculares paisajes, sus actividades al aire libre durante todo el año y su cultura local. Los hoteles empezaron a ofrecer paquetes con alquiler de bicicletas y otros servicios. La ciudad llegó a acuerdos para más vuelos directos con una aerolínea de bajo coste y Bourdeu se embarcó en una gira promocional internacional.
Después de organizar celebraciones de un año de duración en 2018 para conmemorar el 160º aniversario de las visiones de Bernadette, la ciudad declaró 2019 como el «Año de Bernadette» con eventos continuos planificados en torno al 175º aniversario de su nacimiento y el 140º aniversario de su muerte.
«Nuestro objetivo es promocionar Lourdes como lugar espiritual», explica Corine Laussu, responsable de promoción y comunicación del patronato de turismo de Lourdes. «Pero esta estrategia regional es cada vez más importante»
El año pasado hubo signos de progreso. Las Nuitées aumentaron un 9%, hasta 2.191.171, incluyendo más visitantes de dentro de Francia. Pero con el turismo impulsado por eventos puntuales y la estrategia regional aún en proceso, la recuperación siguió siendo frágil.
El entusiasmo local recibió un impulso en otoño después de que Freeman fuera visto en los Pirineos filmando un episodio de su serie de televisión de National Geographic «La historia de Dios.»
El musical, sin embargo, parece tener el mayor potencial para atraer turistas. La obra narra la historia de Bernadette Soubirous, que ve 18 apariciones entre febrero y julio de 1858. Lo que empezó siendo sólo luz y viento, acabó tomando la forma de una mujer que se hacía llamar la «inmaculada concepción». Esta figura le dijo a Bernadette que encontraría un manantial de curación bajo la tierra, y que debía construirse una capilla sobre él.
En cantos alternativamente desgarradores y conmovedores, la madre de Bernadette le rogaba que olvidara las visiones, su padre agonizaba por su aplastante pobreza, los funcionarios legales amenazaban a su familia con la cárcel, los médicos consideraban la posibilidad de institucionalizarla y los funcionarios de la iglesia la condenaban. Uno a uno, todos se dejaron convencer por su persistencia.
«Lo que hizo fue extraordinario», dijo Bourdeu durante una entrevista reciente. «Fue una joven que cambió el destino de Lourdes»
Eso es precisamente lo que impresionó a Roberto Ciurleo, productor del programa, cuando visitó Lourdes por primera vez hace nueve años.
Mientras ensayaba un musical que producía basado en Robin Hood en un teatro del suroeste de Francia en 1990, Ciurleo dio un día libre al reparto y llevó a algunos de ellos a la cercana Lourdes. Después de visitar la gruta, les contó la historia de Bernadette que había escuchado a menudo de su abuela católica. Aunque el reparto estaba formado por personas de diferentes religiones y orígenes, parecían completamente hipnotizados.
«Desde ese momento, tuvimos la idea de crear un espectáculo que fuera incluso para personas que no son católicas», dijo Ciurleo durante una entrevista. «Habrá gente que venga a Lourdes por primera vez. Y ese es nuestro objetivo, que la gente descubra lo que realmente ocurre en Lourdes y en el santuario».»