5 formas de pedir una cita de forma indirecta

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Aunque pedir una cita de forma directa puede tener muchas posibilidades de éxito (ver artículos Parte I aquí, y Parte II aquí), también puede ser incómodo y difícil. Por lo tanto, algunas personas prefieren adoptar un enfoque más «indirecto» para invitar a salir a un interés amoroso (especialmente aquellos que son tímidos o tienen cierta ansiedad social). Un enfoque menos directo elimina parte del riesgo y la incertidumbre de la solicitud. También puede facilitar el proceso.

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Afortunadamente, existen estrategias y habilidades sociales para pedir de forma encubierta lo que se desea. De hecho, hay una serie de estrategias para obtener la conformidad (formas de conseguir que los demás hagan lo que uno quiere), algunas de las cuales no requieren pedir directamente nada (Kellermann & Cole, 1994). A continuación, destacaré algunas de estas estrategias y las aplicaré a la hora de conseguir una cita (con ejemplos de interpretaciones de técnicas «más débiles» y «más fuertes»).

Estrategias indirectas de obtención de la conformidad para conseguir una cita

1) Sugerir – Esto implica conseguir una cita haciendo sugerencias indirectas. Consigues que hagan lo que tú quieres proponiéndolo sutilmente como alternativa.

Ejemplo:

  • Tú: ¿Qué tienes en marcha este fin de semana?
  • Ellos: estaba pensando en ir a la bolera.
  • Tú: Eso suena divertido. Yo voy a ir al cine a ver (título de la película). Tal vez te gustaría ir también?
    • O (más fuerte)…

      • Tú: ¿Qué tienes en marcha este fin de semana?
      • Ellos: estaba pensando en ir a la bolera.
      • Tú: Eso suena divertido. O podríamos ir al cine. La nueva que se estrena parece genial…
        • 2) Su idea – Esta estrategia hace que alguien piense que la petición fue su idea en primer lugar.

          Ejemplo:

          • Tú: ¿Conoces algún buen sitio para conseguir comida italiana? Me gustaría mucho.
          • Ellos: Sí, me encanta la comida de Mario’s. Ve allí.
          • Tú: Esa es una gran sugerencia. Ya que te gusta, ¿podríamos ir juntos?
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          O (más fuerte)…

          • Tú: ¿Conoces algún sitio bueno para comer comida italiana? Me gustaría mucho.
          • Ellos: Sí, me encanta la comida de Mario’s. Ve allí.
          • Tú: Esa es una gran sugerencia. Definitivamente deberíamos ir. ¿Cuándo estáis libres?
            • 3) ¿Por qué no? – Este enfoque le da la vuelta a la tortilla y hace que la otra persona intente dar razones por las que no debería hacer lo que sugieres (lo cual es difícil). Esencialmente, le preguntas «¿por qué no?»

              Ejemplo:

              • Tú: Se supone que este fin de semana va a ser agradable y ese nuevo restaurante ha abierto en el centro. No veo ninguna razón por la que no debamos ir a comprobarlo.

              O (más fuerte)…

              • Tú: Estás soltero. Yo estoy soltero. Por qué no salimos algún día?

              4) Beneficio: esta técnica consigue la conformidad explicando un beneficio para la persona a la que intentas convencer. Se trata de decirles «qué hay de bueno para ellos»

              Ejemplo:

              • Tú: En la cafetería tienen un capuchino estupendo. Quizá quieras probarlo alguna vez.
              • Ellos: eso suena bien. Creo que lo haré.
              • Tú: Genial. A mí también me encantaría otra taza. Tal vez podríamos ir juntos? Estoy libre el martes después de clase.
                • O (más fuerte)…

                  • Tú: Deberías conocer esa nueva cafetería, tienen un capuchino estupendo.
                  • Ellos: eso suena bien. Creo que lo haré.
                  • Tú: Genial. A mí también me encantaría otra taza. Podemos ir el martes después de clase.
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                  5) Desafío: esta estrategia funciona retando a los demás a hacer lo que tú quieres que hagan. Piensa en ello como un reto divertido, una apuesta o una competición.

                  Ejemplo:

                  • Tú: Apuesto a que no se te ocurre una primera cita mejor que la mía. Yo lo haría (explica tu cita). Qué es lo que harías tú?
                  • Ellos: Yo haría (explica la cita).
                  • Tú: Eso suena genial. De acuerdo, tú ganas. En realidad, me gustaría mucho hacerlo. Tal vez deberíamos ir de verdad? ¿Qué te parece?
                    • O (más fuerte)…

                      • Tú: Seguro que no se te ocurre una primera cita mejor que la mía. Yo lo haría (explica tu cita). Qué harías tú?
                      • Ellos: yo haría (explica la cita).
                      • Tú: Eso suena genial. De acuerdo, tú ganas. Iremos a tu cita. A qué hora nos vemos?

                      Conclusión

                      Estas técnicas son indirectas y efectivas. Pero, te ofrezco una advertencia antes de que las utilices. Aunque evitan la incomodidad de preguntar directamente, pueden interpretarse como un poco manipuladoras (especialmente las versiones «más fuertes»). Así que recuerda utilizarlas con una sonrisa, de forma coqueta y desenfadada (como si estuvieras intentando ser simpático, no tratando de estafar). Aun así, es posible que «rechaces» a algunas posibles parejas románticas que prefieren un enfoque más directo y «auténtico». Otros, sin embargo, encuentran las mismas estrategias inteligentes, coquetas y atractivas. En última instancia, es tu decisión (y tu compromiso) entre el enfoque directo y el indirecto. Buena suerte de cualquier manera!

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