Tienes una personalidad controladora?

¿Se siente traicionado cuando los demás no hacen lo que usted quiere? Te cuesta confiar en la gente? Tienes un historial de relaciones combativas?

Si has contestado que sí, es posible que tengas una personalidad controladora. Así es: Puede que seas la causa de tus mayores dolores de cabeza interpersonales. Pero no te preocupes, todo el mundo tiene algunos rasgos controladores. Echemos un vistazo a su origen y a cómo puedes gestionarlos mejor.

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Por qué intentamos controlar a los demás

El deseo de controlar a los demás está impulsado por altos niveles de ansiedad interna. En lugar de abordar esos miedos profundos en su origen, las personas controladoras los proyectan en sus relaciones, generando un pandemónium emocional e inestabilidad al hacer a los demás responsables de su malestar.

De este modo, el impulso de controlar cumple una función protectora contra los sentimientos de vulnerabilidad, que las personas controladoras asocian con la impotencia. Por eso suelen estar atentos para no parecer débiles.

Todo esto hace que mantener la intimidad con personas controladoras sea un reto, porque su comportamiento provoca:

1. Escalada de conflictos

2. Disminución de la confianza

3. Discusiones continuas

Las buenas & Malas noticias

Las personas con tendencias controladoras suelen tener éxito en sus carreras. Manejan a la gente, cumplen con los objetivos y están implacablemente orientados a las metas. En los negocios, pueden llegar a la cima trabajando duro y rodeándose de empleados que cumplen sus órdenes sin cuestionarlas.

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Sin embargo, la vida personal de una persona controladora tiende a ser un desastre. Las amistades son volátiles, la intimidad se calienta y se enfría, y sus relaciones están siempre a prueba.

¿Cómo se desarrolla una personalidad controladora?

Ciertos estilos de crianza tienden a fomentar una personalidad controladora. En el núcleo de estas relaciones entre padres e hijos hay una profunda falta de sintonía. Por ejemplo:

  • El amor era condicional y basado en los logros. Cuando eran niños, las personas controladoras no se sentían amadas hasta que realizaban o satisfacían las necesidades de sus padres.
  • Las tareas se valoraban por encima de las relaciones. El mensaje era que lo que producías era más importante que lo que eras.
  • La crianza era poco fiable e inconsistente. Los niños aprendieron a desconfiar de los demás o a confiar en ellos. Como resultado, se convierten en adultos ferozmente independientes, pero con frecuencia sufren ataques de intensa soledad.
  • Impulsados por el control

    En lugar de fomentar la cooperación, las personas con personalidades controladoras exigen conformidad. Cuando se les niega, pueden volverse castigadores y vengativos.

    Dado que experimentan la dependencia de los demás como algo peligroso, desarrollan defensas poco saludables contra la dependencia, como un comportamiento pasivo-agresivo (culpabilizar, avergonzar o retirarse) y tácticas de intimidación (amenazas y ultimátums).

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    Además, cuando surgen conflictos, la persona controladora puede volverse paranoica o distorsionar despiadadamente la realidad para mantener la sensación de tener el control.

    Lenguaje controlador

    Veamos cómo se comunica la persona controladora y cómo socava las relaciones. Mientras lees estas declaraciones, presta mucha atención a los sentimientos que inducen en ti.

    Declaraciones controladoras:

    • «Necesito que hagas esto ahora»
    • «No he pedido tu opinión»
    • «No me interrumpas»
    • Estas «declaraciones yo» no son peticiones; son órdenes. Las órdenes y los imperativos intensifican el conflicto y alimentan la resistencia. Observe que cada declaración carece de consideración, empatía y respeto. Aquí están las mismas declaraciones con el aspecto de control eliminado.

      Relaciones Lecturas Esenciales

      Declaraciones de cooperación:

      • «Me siento ansioso por esto. Cómo podemos conseguirlo juntos?»
      • «Aprecio tu opinión. Exploremos la mejor solución.»
      • «Sé que estás emocionado. Deja que termine de hablar y luego me gustaría escuchar tus ideas.»
        • La diferencia entre las declaraciones controladoras y las cooperativas es sencilla: Las declaraciones controladoras no valoran la relación, mientras que las cooperativas sí. Las declaraciones cooperativas se basan en las expectativas compartidas y el respeto mutuo, haciendo que las personas se sientan reconocidas y valoradas. Las declaraciones controladoras hacen que las personas se sientan inhibidas y resentidas.

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          3 soluciones para la personalidad controladora

          Si sospecha que tiene tendencias controladoras, aquí tiene algunos consejos que debe tener en cuenta.

          1. Suaviza tu enfoque.

          Cuidado con si estás exigiendo o amenazando. Explora la situación sin culpar a nadie. Asuma la responsabilidad de sus sentimientos.

          2. Fomente la cooperación.

          Esfuércese por encontrar un terreno común. Dé y reciba. Acepte las aportaciones y trabaje en colaboración.

          3. Atienda a su ansiedad.

          Dedique tiempo a explorar el origen de su ansiedad sin actuar sobre ella ni proyectarla en los demás. Lo más probable es que surja de su historia, especialmente de cualquier trauma relacionado con la intimidad o la negligencia emocional.

          Esfuércese por identificar lo que desencadena su deseo de controlar a los demás. Contenga el impulso, calme su ansiedad y descubrirá que sus relaciones mejorarán notablemente.

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