La mayoría de nosotros estará familiarizado con algunos de los programas de cribado de Australia, como el programa de cribado del cáncer de intestino o las mamografías para el cribado del cáncer de mama, pero ¿qué significa realmente el cribado, y por qué no examinamos a todo el mundo para todo?
¿Qué es el cribado?
Las pruebas de cribado podrían definirse vagamente como proactivas en lugar de reactivas. Una prueba de cribado se lleva a cabo como medida preventiva, para detectar un posible problema de salud o una enfermedad en alguien que aún no presenta signos o síntomas.
El propósito del cribado es la detección temprana; ayudar a reducir el riesgo de enfermedad, o detectar una condición lo suficientemente temprano como para tratarla de la manera más efectiva.
Por ejemplo, una persona que se somete a una prueba de HbA1c para la diabetes como parte de un programa de cribado podría descubrir que tiene prediabetes. Los cambios en la dieta y en el estilo de vida, combinados con pruebas de control periódicas, pueden permitir a una persona con prediabetes evitar el desarrollo de la diabetes de tipo 2.
Las pruebas de cribado no suelen ser diagnósticas, sino que se utilizan para identificar a las personas que deben someterse a pruebas adicionales para determinar la presencia o ausencia de la enfermedad, o a las personas que pueden beneficiarse de las medidas de intervención temprana.
¿Quién se somete a un cribado?
Los programas de cribado se adaptan a las personas a las que la enfermedad tiene más probabilidades de afectar y en las que se pueden obtener mayores beneficios. Por ejemplo, al examinar el cribado del cáncer de cuello de útero, se tienen en cuenta varios factores para elegir a quién se somete al cribado, entre ellos:
- Sexo. Los hombres no pueden padecer cáncer de cuello de útero (¡no tienen cérvix!), por lo que sólo se realizan pruebas a las mujeres.
- Edad. Las mujeres menores de 25 años tienen menos probabilidades de padecer cáncer de cuello de útero, por lo que a la mayoría de las mujeres se les ofrecerá la prueba a partir de los 25 años (Esto puede variar para algunas mujeres en función de los antecedentes médicos y familiares).
- Vacunación. La prueba de cribado no es un diagnóstico de cáncer, sino que analiza a la mujer para detectar el virus del papiloma humano (VPH), que está presente en la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino. La vacuna contra el VPH se introdujo en Australia en 2007, por lo que muchas jóvenes australianas están vacunadas, lo que reduce la prevalencia y la propagación del VPH. Sin embargo, no todas las mujeres están vacunadas y sigue existiendo un riesgo de cáncer de cuello de útero incluso en las mujeres vacunadas, lo que significa que es importante que las mujeres participen en el cribado.
- el coste de tratar una enfermedad, por ejemplo el cáncer, en una fase posterior. Esto suele ser más caro para el sistema sanitario
- el coste para la economía de la enfermedad o la discapacidad de una persona derivada de una enfermedad no tratada.
¿Cómo se decide qué enfermedades se van a cribarse?
A la hora de tomar una decisión sobre el cribado de una enfermedad hay que valorar varios factores, entre los que se incluyen:
1. ¿Existe una prueba de cribado disponible?
Para algunas enfermedades puede no haber una prueba disponible que sea adecuada para el cribado – una que pueda estar ampliamente disponible para la población elegible y que cumpla con el propósito de la detección temprana o la identificación de aquellos con alto riesgo. Por ejemplo, en el caso de la prueba de cribado del cáncer de intestino, el paciente toma la muestra de heces en su casa y la envía por correo al laboratorio de forma gratuita, lo que la hace muy accesible. La prueba se ofrece a todos los mayores de 50 años y no depende de los síntomas, ya que el cáncer de intestino a menudo no presenta síntomas en su fase más temprana y tratable.
2. ¿Cuán común es la enfermedad?
El cribado de un gran número de personas para una enfermedad que es poco frecuente en la población australiana tiene un beneficio limitado. Por lo tanto, el cribado de una afección suele limitarse a un sector específico de la población en función de ciertos factores de riesgo, por ejemplo, la edad.
Dicho esto, el cribado de los recién nacidos se ofrece para cada uno de ellos, aunque algunas de las afecciones cribadas sean bastante raras. Esto se debe a que la detección y el tratamiento tempranos pueden salvar vidas y permitir que los niños lleven una vida plena hasta la edad adulta.
3. ¿Cuál es la gravedad de la afección?
Las pruebas de cribado suelen centrarse en las afecciones que pueden ser mortales o tener repercusiones muy graves en la salud, como una discapacidad física y mental grave si no se tratan. Sin embargo, el cribado puede ser más amplio que esto. Por ejemplo, las pruebas para detectar enfermedades infecciosas que podrían transmitirse a otras personas (por ejemplo, el cribado de la tuberculosis para los inmigrantes), o el cribado genético para que los futuros padres sepan si son portadores de un gen asociado a una enfermedad grave que podría transmitirse a un hijo.
4. ¿Puede tratarse la afección? (¿Y la detección precoz supone alguna diferencia?)
Algunas afecciones graves no tienen cura y las opciones de tratamiento son limitadas, por lo que es poco probable que sean candidatas a un programa de cribado, ya que el diagnóstico precoz aporta pocos beneficios. Todas las enfermedades incluidas en los programas de cribado neonatal se beneficiarán de la detección precoz, siendo el tratamiento más eficaz en la fase más temprana, de ahí la decisión de realizar el cribado muy poco después del nacimiento.
5. Coste frente a beneficio.
El coste de proporcionar el programa de cribado se sopesa frente a los beneficios de detectar la enfermedad de forma temprana o de prevenir su desarrollo. El beneficio para el paciente es claro, pero también se analizan los beneficios económicos. Esto incluye:
Estos costes pueden abarcar desde el impacto económico de la pérdida de productividad por el tiempo de baja laboral, la pérdida de productividad de los familiares que actúan como cuidadores, así como el coste de los servicios de apoyo a la discapacidad y la pérdida económica cuando alguien no puede participar en el trabajo y en la comunidad en general.
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