Sentidos del gato | PAWS Chicago

Al igual que para los humanos, los cinco sentidos juegan un papel importante para ayudar a los felinos a entender su entorno. Pero la forma en que los gatos utilizan esos sentidos es a menudo muy diferente a como lo hacemos nosotros.

Olor

El sentido del olfato de un gato es la principal forma de identificar a las personas y los objetos. Los gatos tienen más de 200 millones de sensores de olor en su nariz; los humanos sólo tienen 5 millones. Su sentido del olfato es 14 veces mejor que el de los humanos. Dado que su sentido del olfato es tan sensible, es importante estar atento a cosas como la arena perfumada, los olores de otros animales sobre usted o un olor desconocido en el entorno de su gato (como un mueble nuevo o un invitado). Estas cosas pueden alterar a su amigo felino.

Sabor

El sentido del gusto de un gato es débil. Los humanos tienen 9.000 papilas gustativas. Los gatos tienen 473. Compensan esta deficiencia con un sentido del olfato superior. Su respuesta más poderosa a la comida es a través del olfato, no del gusto.

Tacto

Desde el nacimiento, el tacto es una fuente primaria de afecto para los gatos. Se acicalan unos a otros y se acuestan unos contra otros desde una edad muy temprana. Los gatos suelen comportarse como gatitos y empiezan a babear o amasar cuando se les acaricia. Cada pelo tiene muchas terminaciones nerviosas y evoca una respuesta muy clara del sistema nervioso. Su ritmo cardíaco disminuye, sus músculos se aflojan y su cuerpo se relaja.

Cuanto más contacto tenga un gato cuando es joven, más probable será que disfrute del contacto humano cuando sea mayor. Aun así, los gatos varían en cuanto a lo mucho que les gusta que los acaricien o los cojan en brazos. Ellos le harán saber cuándo han tenido suficiente. Los gatos que no disfrutan de las caricias o los abrazos prolongados seguirán jugando con sus dueños, los seguirán por toda la casa, dormirán en la cama con ellos e incluso se sentarán en el regazo.

Los bigotes son extensiones de la piel del gato y están diseñados para detectar incluso los cambios más pequeños en el entorno, como las corrientes de aire, la presión atmosférica, la temperatura y la dirección del viento. Están incrustados a una profundidad tres veces superior a la del pelaje y traducen el más mínimo contacto a las células sensoriales de sus raíces. Ayudan a los gatos a navegar de noche actuando como un radar. También estimulan un parpadeo cuando se les toca, lo que protege sus ojos.

Vista

La actividad visual de un gato es 10 veces menor que la de un humano. Para compensar, la estructura de la retina le proporciona detectores de movimiento que le ayudan a localizar a sus presas. La ubicación de los ojos del gato en la parte frontal de la cara le permite calcular la distancia exacta a la que tiene que saltar para atrapar a su presa. El tapetum, una capa reflectante en la parte posterior del ojo, aumenta la cantidad de luz que atraviesa la retina y permite al gato ver bien con luz de baja intensidad. Pero los gatos no pueden ver mejor que los humanos en la oscuridad total.

Oído

El oído externo del gato está conectado por 27 músculos. Puede girar 180 grados para escudriñar el entorno o para dirigir la atención a un sonido concreto. Los gatos pueden detectar frecuencias más altas que los perros. Los gatos también pueden determinar de dónde viene el sonido al percibir las diferencias en el tiempo de llegada y la intensidad del sonido recibido por los dos oídos.

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