Santos dedicados a San José
A lo largo de la historia de la Iglesia, muchos santos han tenido una devoción especial por San José, atribuyéndole muchas oraciones respondidas y su crecimiento personal en santidad. Lea a continuación algunos testimonios sobre el poder de la intercesión de San José.
San Francisco de Sales
El gran Doctor de la Iglesia y obispo de Ginebra, San Francisco de Sales, no sólo fue un fiel devoto del Guardián del Redentor sino también su ávido defensor.
San Francisco de Sales hizo de San José el Patrón especial de la orden religiosa que fundó, la Orden de la Visitación. Además de nombrar al menos una de sus parroquias en su honor, puso a José como modelo de vida interior y de oración contemplativa para sus propias hijas espirituales, y en particular para las novicias, que debían considerar a San José como su «maestro» y guía de novicias (A Manual of Practical Devotion to the Glorious Patriarch St. Patrignani, p. 78).
Santa Teresa de Ávila
En su autobiografía, la santa mística carmelita y reformadora canta las alabanzas de su santo padre, San José, y da pruebas de su poderoso poder. José, y da pruebas de su poderosa intercesión:
«Tomé por patrón y señor al glorioso San José, y me encomendé a él fervientemente. Vi claramente que tanto de este mi presente problema, como de otros de mayor importancia, relativos a mi honor y a la pérdida de mi alma, este mi padre y señor me libró, y me prestó mayores servicios de los que yo sabía pedir.
No puedo recordar que alguna vez le haya pedido algo que no me haya concedido; y me llena de asombro cuando considero los grandes favores que Dios me ha concedido por medio de este bendito santo; los peligros de los que me ha librado, tanto del cuerpo como del alma.
A otros Santos, nuestro Señor parece haberles dado gracia para socorrer a los hombres en alguna necesidad especial; pero a este glorioso Santo, sé por experiencia, para ayudarnos en todo: y nuestro Señor quiere que entendamos que así como en la tierra estaba Él mismo sujeto a él -pues San José teniendo el título de padre, y siendo su guardián, podía ordenarle- así ahora en el cielo realiza todas sus peticiones.
Quisiera poder persuadir a todos los hombres de que sean devotos de este glorioso Santo; porque sé por larga experiencia qué bendiciones puede obtener para nosotros de Dios. Nunca he conocido a nadie que le haya sido realmente devoto, y que le haya honrado con servicios particulares, que no haya crecido visiblemente más y más en la virtud; porque él ayuda de manera especial a las almas que se encomiendan a él.
Pero pido, por el amor de Dios, que el que no me crea haga la prueba por sí mismo; cuando vea por experiencia el gran bien que resulta de encomendarse a este glorioso patriarca, y ser devoto de él.
Los que se entregan a la oración deben tener siempre una devoción a San José; pues no sé cómo alguien puede pensar en la Reina de los ángeles, durante el tiempo que tanto sufrió con el Niño Jesús, sin dar gracias a San José por los servicios que les prestó entonces. El que no hallare quien le enseñe a orar, tome por maestro a este glorioso Santo, y no se extraviará del camino.»
(Autobiografía de Santa Teresa de Ávila, capítulo 6)
También Santa Teresa deja clara la mejor razón para amar y recurrir a San José: ¡Jesús y María lo hicieron! En una visión deNuestra Señora y San José, Santa Teresa cuenta:
«La Virgen pareció en seguida tomarme de ambas manos. Me dijo que la complacía mucho por ser devota del glorioso San José»
(Vida de Santa Teresa, citada en el libro Meet Your Spiritual Father: an Introduction to St. José publicado por Lighthouse Catholic Media/Marian Press)
Ven. Margarita del Santísimo Sacramento
Esta santa carmelita, conocida entrañablemente como la «Esposa de su Santa Infancia», amaba meditar sobre la Infancia de Jesús y su vida con María y José. Con su propio ejemplo de amor y devoción, anima a todos los cristianos a venerar a San José como digno esposo de la Madre de Dios y guardián del «Verbo Inmaculado». Al escribir a una amiga de la vida religiosa que había sido asignada como asistente de otra hermana, la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento nos recuerda que debemos trabajar en unión con San José en medio de las tareas de la vida cotidiana:
«Me alegro de encontrarte instalada en tu actual puesto. Os conjuro a que os unáis a nuestro querido y amable Niño Jesús, que en el taller de San José no se consideraba el maestro, sino un simple ayudante. Une tus trabajos a los de ese Niño bendito: acostúmbrate a mirar a la hermana a la que has sido designada para asistir, bajo la misma luz en la que Él consideraba a San José. Yo también soy asistente de una de nuestras hermanas, y me esforzaré por ser fiel a las prácticas que ahora os recomiendo.»
(Manual de devoción práctica al Glorioso Patriarca San José, pp. 89-90)
Santa Faustina Kowalska
Santa Faustina subraya el papel del Padre adoptivo de Jesús, el Rey de la Misericordia, para atraer a las almas al Corazón misericordioso deDios:
«San José me instó a tener una devoción constante hacia él. Él mismo me dijo que recitara tres oraciones y el Memorándum una vez al día. Me miró con gran bondad y me dio a conocer lo mucho que apoya esta obra . Me ha prometido esta ayuda y protección especial. Todos los días rezo las oraciones solicitadas y siento su especial protección»
(Diario de Santa Faustina, 1203)
La oración del Memorare a la que se refiere Santa Faustina es una dirigida al propio San José que su Congregación reza cada día:
«Acuérdate, oh purísima esposa de María, y mi amadísimo guardián, San José, que nunca se supo que alguien que invocara tus cuidados y pidiera tu ayuda quedara sin consuelo. Inspirado en esta confianza, acudo a ti y con todo el ardor de mi espíritu me encomiendo a ti. No rechaces mi oración, oh Padre Protector del Salvador, sino que acógela y respóndela benévolamente. Amén».
(Este Memorándum está citado de Meet Your Spiritual Father del Dr. Mark Miravalle, p. 141). Miravalle, Mark I. Conoce a tu padre espiritual: una breve introducción a San José. Lighthouse Catholic Media/ Marian Press, 2015).
San Josemaría Escrivá
Sobre la fe de San. José
«Cumplió los mandamientos de Dios sin vacilar, aunque el sentido de esos mandamientos fuera a veces oscuro o se le ocultara su relación con el resto del plan divino… La fe de José no vacila, obedece pronto y al pie de la letra».
Para entender mejor esta lección, debemos recordar que la fe de José es activa, que su docilidad no es una sumisión pasiva al curso de los acontecimientos. Porque la fe del cristiano no tiene nada que ver con el conformismo, la inercia o la falta de iniciativa.»
(Es Cristo que pasa, nº 42)
Sobre el trabajo como San José
«Vosotros, que celebráis hoy conmigo esta fiesta de San José, sois hombres que trabajáis en diferentes profesiones humanas; tenéis vuestras propias casas, pertenecéis a tantos países diferentes y tenéis lenguas distintas. Os habéis educado en aulas o en fábricas y oficinas. Habéis trabajado en vuestra profesión durante años, habéis establecido amistades profesionales y personales con vuestros compañeros, habéis ayudado a resolver los problemas de vuestras empresas y vuestras comunidades.
Pues bien: Os recuerdo una vez más que todo esto no es ajeno al plan de Dios. Tu vocación humana es una parte -una parte importante- de tu vocación divina.
Por eso debes esforzarte por la santidad, dando un carácter particular a tu personalidad humana, un estilo a tu vida; contribuyendo al mismo tiempo a la santificación de los demás… santificando tu trabajo y tu entorno: la profesión o el empleo que llena tu jornada, tu casa y tu familia y la patria en la que has nacido y a la que amas.»
(Es Cristo que pasa, nº 46)
Sobre San José como modelo de vida interior
«En la vida humana, José fue el maestro de Jesús en su contacto diario, lleno de afecto refinado, gustoso de negarse a sí mismo para cuidar mejor de Jesús. No es esa razón suficiente para que consideremos a este hombre justo, a este santo patriarca, en el que fructifica la fe de la antigua alianza, como maestro de la vida interior? La vida interior no es otra cosa que la conversación continua y directa con Cristo, para llegar a ser uno con él. Y José puede decirnos muchas cosas sobre Jesús.
Por eso, no descuides nunca la devoción a él -Ite ad Ioseph: «Ve a José»- como dice la tradición cristiana en palabras del antiguo testamento (Gn 41,55).»
(Cristo pasa, nº 56)