El síndrome del nido vacío es un término que se utiliza para describir las respuestas angustiosas que algunos padres experimentan cuando su último hijo adulto se va de casa de forma permanente. Las reacciones pueden incluir: tristeza, depresión, irritabilidad, ira, resentimiento, ansiedad, culpa, soledad e incluso algunos síntomas físicos.1 Si estos síntomas persisten durante un período prolongado, un profesional de la salud mental puede ayudar.
¿Qué es el síndrome del nido vacío?
El síndrome del nido vacío no es un trastorno psicológico ni un diagnóstico psiquiátrico. Más bien, es un término que se popularizó en la década de 1970 para describir la crisis de identidad, la pérdida y/o las reacciones emocionales prolongadas y significativamente angustiosas que experimentan algunos padres cuando su último hijo se muda del hogar familiar y se vuelve más independiente.2
Esta transición, en la que los hijos adultos se lanzan por su cuenta, suele requerir reajustes significativos en el funcionamiento de la familia no sólo a nivel práctico diario, sino también en la dinámica de las relaciones entre los miembros de la familia.3
Es importante señalar que la mayoría de los padres no experimentan los niveles significativos de angustia prolongada que se asocian con el Síndrome del Nido Vacío.3,4 En su lugar, es más típico que los padres experimenten un sentimiento temporal de pérdida cuando su último hijo deja «el nido», que luego es seguido por resultados más positivos, como una mayor sensación de bienestar, la mejora de las relaciones matrimoniales, mejoras en las relaciones entre los hijos adultos y los padres, y una sensación de alivio de las muchas presiones de la crianza.2,3,4,5,6
Signos & Síntomas del Síndrome del Nido Vacío
Aunque un sentimiento de tristeza y pérdida temporal está dentro del ámbito de las respuestas normales cuando los hijos adultos de uno se mudan permanentemente del hogar familiar, si los síntomas como la irritabilidad intensa o la ira ocurren y continúan más allá de unos pocos meses, uno podría querer buscar apoyo de asesoramiento profesional para identificar y abordar la fuente (s) de la angustia.
En algunos casos, el Síndrome del Nido Vacío podría desencadenar la aparición de ansiedad o depresión clínica, y si sospecha que este es el caso debería consultar con su médico de cabecera, y/o con un consejero, terapeuta o psicólogo profesional.
Las formas de angustia prolongada e intensa que podrían experimentarse como parte del Síndrome del Nido Vacío incluyen:1
- Irritabilidad o ira: Un aumento observable de la frustración y la ira: se irritan y se molestan más fácilmente por cosas que en el pasado no les hubieran molestado, lo que podría llevar al resentimiento y la amargura
- Tristeza: Sentirse decaído, herido emocionalmente y posiblemente llorar con más frecuencia
- Duelo: Experimentar una profunda sensación de pérdida, y un anhelo de que las cosas vuelvan a ser como antes: echar de menos al hijo que se ha ido y las experiencias diarias que implica tener a la familia unida
- Pérdida de identidad y/o sentido de propósito: Para aquellos para los que ser padre o madre era la mayor parte de su identidad, podrían sentir que han perdido su propósito principal y la forma en que lograron un sentido de propósito en la vida.
- Síntomas físicos: Algunos podrían notar un aumento de los síntomas de estrés físico, como dolores de cabeza, de espalda, problemas estomacales, problemas de sueño, etc.
- La ausencia de otros roles fuera de la familia que contribuyan a la propia identidad (por ejemplo, el trabajo, el voluntariado, etc.)
- Afrontar otras pérdidas importantes al mismo tiempo (por ejemplo, muerte de uno de los padres o del cónyuge, pérdida de empleo)
- No tener un trabajo a tiempo completo fuera de casa
- Expectativas no satisfechas de los padres, que podrían estar muy influenciadas por factores culturales/religiosos, en relación con:
- Razones apropiadas para, y el momento en que los hijos adultos deberían mudarse del hogar familiar (es decir, el matrimonio, la educación, el empleo)
- Deberes: se puede esperar que un hijo adulto siga viviendo con sus padres, incluso después del matrimonio, para cuidar de sus padres en su vejez
- Familias de bajos ingresos-particularmente aquellas que dependían de las contribuciones financieras de un hijo adulto que se mudó
- Obtener una mejor comprensión de las razones subyacentes de su angustia (por ejemplo. valores en conflicto, expectativas no satisfechas, temores por ellos mismos y/o por sus hijos)
- Identificar lo que está, y lo que no está, dentro de su esfera de control
- Identificar estrategias saludables para hacer frente a su angustia
- Reimaginar su(s) relación(es) con su(s) hijo(s) adulto(s)
- Explorar nuevas formas de imaginar su futuro, e identificar posibles fuentes de alegría, propósito e identidad en sus vidas
- Físico: Salga a pasear, apúntese a un gimnasio, aprenda a hacer yoga, vuelva a practicar deportes u otras actividades físicas de las que disfrutó en momentos anteriores de su vida
- Espiritual: Dedique tiempo a la meditación o a la oración, únase a una comunidad religiosa afín e involúcrese en proyectos y actividades
- Creativa: Aprenda a dibujar o pintar, escriba, toque un instrumento, únase a una banda, tome una clase de baile
- Social: Tome o enseñe una clase, únase a un club u organización, reconéctese con sus hermanos, familia extendida y viejos amigos
- Comunidad: Hazte voluntario de organizaciones cuyas causas te importen
Factores de riesgo del síndrome del nido vacío
Hay una serie de factores que podrían aumentar el riesgo de experimentar el síndrome del nido vacío. Estos incluyen:2,7
Ejemplos del síndrome del nido vacío
El síndrome del nido vacío puede manifestarse de diferentes maneras dependiendo de la dinámica familiar y de las situaciones personales. Aquí hay dos ejemplos de cómo se ve el síndrome del nido vacío, y los pasos de acción para seguir adelante.
Bella
Bella es una mujer de 47 años. Ha pasado los últimos 27 años criando a sus tres hijos y trabajando como voluntaria en sus escuelas y actividades. Sus dos primeros hijos se mudaron de la casa familiar para asistir a la universidad fuera del estado. Su último hijo, una hija llamada María, a la que describe como siempre más desafiante que sus dos hijos, ha decidido mudarse de la casa familiar después de terminar la escuela secundaria.
María había planeado inicialmente ir a la universidad, pero cuando le ofrecieron un empleo a tiempo completo en el negocio donde había trabajado durante el verano, decidió aceptarlo y aplazar el ir a la universidad por unos años. María se va a vivir con su mejor amiga del instituto.
A Bella le preocupa que María se mude demasiado pronto y que esté poniendo en peligro su futuro al aplazar la universidad. Cree que la decisión de María demuestra una falta de aprecio y respeto por sus padres. Bella y su marido creen que las únicas razones justificables para que su hija se mude de casa serían ir a la universidad o casarse. Han tenido muchas conversaciones airadas con su hija y ésta se queda con una amiga hasta que su apartamento esté disponible. Bella le pregunta a la consejera qué tiene que decir para convencer a su hija de que vuelva a casa.
La consejera comienza escuchando e intentando comprender las expectativas y los valores de Bella, a la vez que empatiza con su sentimiento de pérdida. La consejera le devuelve la realidad de que Bella ya no tiene control sobre las decisiones de su hija adulta, así como sus temores de que su hija esté tomando malas decisiones que pongan en peligro su futuro.
La consejera reconoce el amor de Bella por su hija y el deseo de que ésta tenga una buena vida, al tiempo que destaca que lo difícil de esta situación es que no puede controlar las decisiones de su hija. Hablan de lo difícil que es para ella ver a alguien a quien quiere tomar decisiones que teme que tengan consecuencias negativas. También exploran el impacto en Bella, y en su relación con su hija, si continúa discutiendo con su hija sobre esto cada vez que hablan.
El consejero ofrece el concepto de aceptación radical (es decir, la aceptación total de las cosas tal y como son, sin resistencia) y juntos discuten si esto podría ser un enfoque útil para Bella con respecto a su hija. El consejero también sugiere un asesoramiento familiar con Bella, su marido y su hija -si todos están dispuestos- para ayudarles a trabajar en esta transición.
Thomas
Thomas es un hombre de 52 años que ha sido padre soltero durante los últimos 20 años, tras la muerte de su esposa. Dice que quiere mucho a sus hijos y que se siente orgulloso de su papel de padre. Habló de cómo, tras la muerte de su esposa, abrió un negocio en línea que podía dirigir desde casa para poder estar disponible para sus dos hijos.
Ha sido su entrenador de hockey y de fútbol a lo largo de los años. También era un miembro activo de la Asociación de Padres de su colegio. Sus hijos, que son mellizos, recibieron ambos becas para escuelas fuera del estado. Está muy orgulloso de ellos.
Desde que los hijos de Thomas se fueron de casa hace dos meses, señaló que le cuesta funcionar. Describe el silencio en su casa como «ensordecedor». Ahora no sabe qué hacer durante las tardes, ya que no hay más entrenamientos o partidos de fútbol o hockey. Dice que siente que ha perdido el sentido de la vida y que ya no sabe quién es. También ha notado que echa mucho de menos a su mujer. Se pregunta si ha evitado en gran medida su dolor por la pérdida de su esposa, lanzándose a ser padre. Dice que siente que ahora está sufriendo la pérdida tanto de su mujer como de su familia.
El terapeuta escucha con compasión y refleja la resistencia, la fuerza y el valor de Thomas. Reconocen la realidad de su dolor. Hablan de las formas en que puede honrar su dolor, mientras que al mismo tiempo comienza a forjar un sentido renovado de propósito e identidad.
Tratamiento para el síndrome del nido vacío
Si un padre está sufriendo una angustia prolongada relacionada con un hijo adulto que se muda del hogar familiar, los servicios de un consejero profesional, terapeuta o psicólogo podrían ser útiles para identificar estrategias de afrontamiento y nuevas fuentes de alegría, propósito e identidad. El tratamiento puede ser en forma de terapia individual, terapia de pareja o asesoramiento familiar.
El formato adecuado de tratamiento dependerá de si el cónyuge y/o el hijo adulto están dispuestos a participar en el asesoramiento y de qué tipo de cuestiones deben abordarse. Si tiene dudas sobre qué formato de asesoramiento se ajustará mejor a sus necesidades, consulte con el terapeuta por adelantado.
Terapia individual
La terapia individual es apropiada para aquellos que experimentan el síndrome del nido vacío y que desean recibir ayuda profesional con:
Terapia de pareja
Si ambos padres están luchando con una angustia significativa relacionada con la salida de su(s) hijo(s) del hogar familiar, la terapia de pareja es una opción. La terapia de pareja puede ser de ayuda en las mismas áreas que la terapia individual (como se ha indicado anteriormente) con el beneficio añadido de permitir a la pareja trabajar juntos para entenderse mejor y apoyarse a sí mismos, el uno al otro, y su relación, mientras se enfrentan a esta importante transición en la vida familiar.
Asesoramiento familiar
Cuando la transición del nido vacío está causando un conflicto prolongado entre un padre (o padres) y el hijo adulto, el asesoramiento familiar puede ser beneficioso. En estos casos, el asesoramiento familiar puede proporcionar un espacio seguro para explorar las expectativas, necesidades, decepciones y esperanzas de cada miembro de la familia.
Un terapeuta experto puede ofrecer apoyo y ser un catalizador para ayudar a los miembros de la familia a encontrar formas respetuosas y adaptativas de gestionar esta transición mientras se mantienen y mejoran las relaciones. Para que el asesoramiento familiar tenga éxito, cada individuo debe estar dispuesto a participar en este proceso.
Consejos para afrontar el síndrome del nido vacío
Los padres que experimentan una angustia prolongada después de que sus hijos adultos se muden permanentemente del hogar familiar podrían beneficiarse de las siguientes estrategias:8
Acepte el momento
Puede que sea más tarde o más temprano de lo que esperaba, y muy diferente a su propia experiencia de dejar el hogar, pero es lo que es. Su hijo adulto ha tomado la decisión de que ha llegado el momento de mudarse por su cuenta y de independizarse. Es posible que pienses que ha tomado la decisión equivocada, y estás en tu derecho de opinar. Sin embargo, si no llega a aceptar su decisión, puede provocar amargura y resentimiento y envenenar la relación que tiene con su hijo.
Busque el apoyo de otros padres
Muchos padres se enfrentan o se han enfrentado a retos similares. Preste especial atención a aquellos que parecen haber superado este cambio de forma positiva. Sus ideas y estrategias podrían serle de ayuda.
Sea comprensivo con su hijo adulto
Está bien decirle a su hijo: «Me preocupa que te mudes demasiado pronto. Es sólo porque me preocupo mucho por ti que me preocupo, sin embargo, haré todo lo posible para apoyarte.» Ser solidario significará diferentes cosas para diferentes familias -y requiere ser respetuoso con la independencia y las necesidades del hijo adulto.
Si el hijo de uno desea hacer todo por su cuenta, ser solidario, significa ser positivo y retener nuestros miedos y críticas por respeto, y en su lugar centrarse en el valor, la fuerza y la capacidad de recuperación de su hijo. Si su hijo solicita ayuda en un área determinada (por ejemplo, encontrar un lugar para vivir, instrucciones sobre cómo establecer los servicios para su nuevo hogar), entonces ofrecer esa ayuda con una actitud positiva es una forma de ser solidario.
Sea solidario consigo mismo
Reconozca y respete el hecho de que está experimentando este cambio como una pérdida, y está sufriendo. Sea amable y compasivo consigo mismo. En lugar de preguntarse el «por qué», intente preguntarse: «¿Qué puedo hacer para ayudarme a sobrellevar la situación de forma saludable en este momento?»
Hable con su hijo adulto sobre cómo se mantendrá en contacto
Pregunte a su hijo lo que cree que sería razonable (por ejemplo, con qué frecuencia y cuándo) en términos de mantenerse en contacto con él a través de llamadas telefónicas, textos, correos electrónicos, visitas, etc. Esperar que su hijo adulto se ponga en contacto con usted todos los días, o que se pase por su nueva casa de forma inesperada, puede ser percibido como una intromisión y puede provocar resentimiento y evasión. Preguntar lo que funciona para ellos es más probable que se vea como un apoyo y respeto.
Consiga ser más activo en otras áreas de su vida
Si su tiempo y energía se han invertido principalmente en sus hijos, puede empezar a identificar nuevas áreas de su vida en las que centrarse:
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