El urólogo que participa activamente en el tratamiento de las enfermedades genitourinarias femeninas debe ser capaz de reconocer y tratar diversas formas de prolapso pélvico. El enterocele se ve comúnmente en conjunción con la incontinencia urinaria de esfuerzo y el cistocele o puede ser el resultado de una cirugía para corregir estos problemas. Se han desarrollado muchas técnicas para corregir el enterocele, incluidas las reparaciones transvaginales y los procedimientos intraabdominales, como la técnica de Moschcowitz o la colpofijación en el sacro para el enterocele con prolapso de la bóveda. El tratamiento quirúrgico del enterocele debe tener en cuenta varios factores, como la presencia de incontinencia urinaria de esfuerzo, rectocele, prolapso de la cúpula vaginal, histerectomía previa y el deseo de mantener la actividad sexual. Sobre la base de estas consideraciones, exponemos nuestro enfoque de la reparación transvaginal del enterocele. En las pacientes sin prolapso de la cúpula se realiza una reparación simple del enterocele. Si hay prolapso de la cúpula, se considera el estado de la pared vaginal anterior. En las pacientes con cistocele se realiza un procedimiento de suspensión de la cúpula, que implica la suspensión simultánea del complejo ligamentario uterosacro-cardinal y de la cúpula vaginal junto con el cuello de la vejiga y la vejiga. Existen dos modificaciones de esta técnica en función del grado de cistocele: la suspensión de la cúpula de 4 esquinas para los grados 2 y 3 de cistocele, y la suspensión de la cúpula con reparación del cistocele de grado 4. Las pacientes con prolapso de la bóveda y sin cistocele se someten a la fijación del ligamento sacroespinoso. En las pacientes de edad avanzada que no son sexualmente activas, especialmente si están en malas condiciones médicas, se considera la colpocleisis parcial. En estas pacientes, la colpocleisis parcial no se realizó como procedimiento primario, sino que se hizo posteriormente en 3 de ellas que fracasaron en un intento inicial de reparación. Toda la patología vaginal coexistente se fija en el momento de la reparación del enterocele. Un total de 83 pacientes se sometieron a la reparación del enterocele según este protocolo y 81 estaban disponibles para el seguimiento. El seguimiento medio fue de 15 meses (rango de 3 a 70). En general, se consiguió un resultado satisfactorio (sin recidiva) en 70 pacientes (86%). El éxito de los procedimientos individuales fue de 40 de 49 (82%) para la reparación simple, 24 de 25 (96%) para la suspensión de la bóveda y 6 de 7 (86%) para la fijación sacroespinosa. En todos los casos, la suspensión de la cúpula o la fijación sacroespinosa pudieron restaurar la profundidad y el eje vaginales con un acortamiento vaginal mínimo o nulo.