Los hidratos de carbono, también llamados glúcidos o azúcares, son macronutrientes de gran consumo en los hogares y que tienen como principal función aportar toda la energía necesaria al organismo de manera inmediata para la resolución de las tareas físicas diarias. Son muy fáciles de encontrar en los alimentos cotidianos como en el pan, la pasta o la fruta.
Cuando se realiza ejercicio de manera vigorosa, el cuerpo usa los carbohidratos para hacer funcionar la máquina. Son la primera fuente de energía de la dieta, la gasolina diaria de nuestro organismo y se consideran la base de la pirámide de la alimentación.
Necesidad de hidratos de carbono en la dieta
Cuando comemos cualquier alimento que contiene grandes cantidades de carbohidratos, los niveles de azúcar en sangre aumentan de forma casi inmediata. Sin embargo, éstos vuelven a sus niveles normales a medida que va pasando el tiempo, disponiendo en cualquier situación de esa reserva energética si fuese necesaria.
Se recomienda un aporte de glúcidos en la dieta de los adultos y las mujeres embarazadas de entre un 55-60% de la energía total consumida, lo que se puede conseguir ingiriendo entre tres y cinco raciones diarias de alimentos que sean ricos en hidratos de carbono. En total se recomienda que el consumo de este macronutriente sea entre 200 y 300 gramos al día.
El elevado porcentaje de ingesta (más de la mitad) en la dieta de los hidratos de carbono se debe principalmente a que proporcionan energía inmediata, evitando tirar de otras reservas como grasas o aminoácidos. En el caso de la ingesta de fibra (celulosa), es recomendable ingerir más de 25 gramos de fibra al día, debido a los efectos tan saludables que posee.
La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda que el porcentaje de hidratos de carbono en las dietas de los niños sea entre 50% y 55% del total consumido, así se les dotará de la energía necesaria para realizar sus tareas diarias. En las personas de la tercera edad la cifra recomendada es la misma.