Cualquiera que esté considerando una carrera como consejero escolar debería considerar primero el conjunto de características y habilidades fundamentales que a menudo definen el papel:
Pasión por ayudar a los demás
Aunque esta característica puede parecer bastante simplista, de hecho debe estar en la base misma de la motivación de cualquier consejero escolar. La profesión de consejero puede ser muy desafiante, si no agotadora. Los profesionales que no tienen una auténtica pasión por ayudar no suelen durar en su puesto. Según algunos estudios, el 60 por ciento de los orientadores escolares abandonan la profesión en los dos primeros años.
Empatía y capacidad de percepción
Las capacidades de leer personalidades, percibir preocupaciones y discernir situaciones en su conjunto se encuentran entre los rasgos más valiosos que un orientador puede poseer o desarrollar de forma natural.
Habilidades de comunicación
Tal vez más que cualquier otro puesto en el sector educativo, el de orientador escolar requiere habilidades de comunicación especialmente avanzadas. La clave del éxito en esta función es la capacidad de establecer relaciones y conectar no sólo con los estudiantes, sino también con los padres, los profesores y los administradores de la escuela. Sólo escuchando a los estudiantes y comprendiendo sus necesidades, intereses y preocupaciones puede un consejero colaborar eficazmente con ellos y ofrecerles un apoyo y un asesoramiento óptimos.
Habilidades organizativas y analíticas
Se espera que los consejeros escolares mantengan registros claros y organizados y que dispongan de cantidades significativas de información y datos, con los que asesorar adecuadamente a los estudiantes. Por ejemplo, al proporcionar asesoramiento sobre el desarrollo de la carrera, deben estar familiarizados con las diferentes trayectorias profesionales potenciales, los mercados de trabajo, los programas de especialización y las instituciones educativas, incluidas las universidades, los colegios y las escuelas de formación profesional.
Etica
Todos los consejeros, especialmente los que trabajan en entornos escolares, deben mantener los más altos estándares éticos y profesionales. Los consejeros escolares se encontrarán invariablemente con situaciones delicadas y potencialmente dañinas que requieren que cumplan con su responsabilidad legal de informar de tales sucesos como sospecha de abuso.