El sonar, abreviatura de Sound Navigation and Ranging, es útil para explorar y cartografiar el océano porque las ondas sonoras viajan más lejos en el agua que el radar y las ondas luminosas. Los científicos de la NOAA utilizan principalmente el sonar para elaborar cartas náuticas, localizar peligros submarinos para la navegación, buscar y cartografiar objetos en el fondo marino, como naufragios, y cartografiar el propio fondo marino. Existen dos tipos de sonar: activo y pasivo.
Sonar activo
Los transductores del sonar activo emiten una señal acústica o un pulso de sonido en el agua. Si hay un objeto en la trayectoria del pulso de sonido, el sonido rebota en el objeto y devuelve un «eco» al transductor del sonar. Si el transductor está equipado con la capacidad de recibir señales, mide la intensidad de la señal. Al determinar el tiempo transcurrido entre la emisión del pulso sonoro y su recepción, el transductor puede determinar el alcance y la orientación del objeto.
Sonar pasivo
Los sistemas de sonar pasivo se utilizan principalmente para detectar el ruido de objetos marinos (como submarinos o barcos) y de animales marinos como las ballenas. A diferencia del sonar activo, el sonar pasivo no emite su propia señal, lo que supone una ventaja para los buques militares que no quieren ser encontrados o para las misiones científicas que se concentran en «escuchar» en silencio el océano. Por el contrario, sólo detecta las ondas sonoras que vienen hacia él. El sonar pasivo no puede medir el alcance de un objeto a menos que se utilice junto con otros dispositivos de escucha pasiva. Varios dispositivos de sonar pasivo pueden permitir la triangulación de una fuente de sonido.