Históricamente, los expertos han esperado que los antagonistas de los receptores de la histamina 2 (ARH2) inhiban la activación de los inhibidores de la bomba de protones (IBP) desde una perspectiva mecanicista. Debido a esta expectativa, los profesionales de la salud suelen recomendar que no se administre un tratamiento concomitante para el reflujo ácido.
Sin embargo, un estudio de 2007 proporcionó por primera vez pruebas de que la dosificación intravenosa simultánea de un IBP y un ARH2 mejoraba el control del pH gástrico. Más recientemente, investigadores de la Universidad Médica de Carolina del Sur indicaron que el omeprazol oral y la ranitidina potencian el efecto del otro en el control prolongado del reflujo ácido.
Los autores del estudio, cuyo trabajo se publicó en Pharmacotherapy, inscribieron a voluntarios que no conocían los IBP ni los ARH en su estudio prospectivo, aleatorizado, doble ciego y cruzado en tres direcciones.
Los pacientes fueron asignados al azar a 3 brazos de tratamiento:
– Ranitidina 300 mg más placebo
– Omeprazol 40 mg más placebo
– Ranitidina 300 mg más omeprazol 40 mg
Los investigadores administraron la medicación diariamente a las 8 de la mañana (30 minutos antes de un desayuno estandarizado) durante 1 semana con períodos de lavado entre los regímenes. Midieron el pH gástrico el séptimo día de cada régimen durante 8 horas (de 9 de la mañana a 5 de la tarde) después de un desayuno estándar.
Los resultados del estudio mostraron que los ARH2 no afectaban negativamente a la eficacia de los IBP. Además, este tratamiento concurrente produjo un control del reflujo ácido superior al de cualquiera de los dos agentes por separado.
Los ARH2 no inactivan completamente los IBP debido a la acción directa de la acetilcolina y la gastrina sobre las células parietales, así como a la vida media relativamente más corta de los fármacos en comparación con los IBP.
La opinión anterior culpaba a los síntomas de ruptura en los pacientes que tomaban ambos tipos de supresores de la acidez en tratamiento concomitante. Por el contrario, estos hallazgos apoyan el uso de ambos agentes para controlar los síntomas de ruptura.
Los ARH2 pueden aumentar la biodisponibilidad de los IBP al reducir la acidez del contenido del estómago. Un pH elevado protege al IBP de la degradación y acelera la disolución de sus gránulos. Los IBP también proporcionan un mejor control de la liberación de ácido a la hora de comer que los ARH2.
Los investigadores recomendaron realizar más estudios en pacientes con enfermedad por reflujo gastroesofágico y esofagitis erosiva.
Un IBP y un ARH2 concomitantes una vez al día podrían mejorar la adherencia y la seguridad en pacientes con esófago de Barrett que reciben un tratamiento con IBP dos veces al día. La adición de un IBP también podría superar la tolerancia a los ARH en pacientes con gastrina regulada y acción de acetilcolina en las células parietales.