El 23 de junio de 1972 se promulga el Título IX de las enmiendas educativas de 1972. El Título IX prohíbe a las instituciones educativas financiadas con fondos federales discriminar a los estudiantes o empleados por motivos de sexo. Comienza así: «Ninguna persona en los Estados Unidos podrá ser excluida, por razón de su sexo, de la participación en cualquier programa o actividad educativa que reciba ayuda financiera federal, ni se le negarán los beneficios de la misma, ni será objeto de discriminación». Como resultado del Título IX, cualquier escuela que reciba algún tipo de dinero federal desde el nivel elemental hasta el universitario -en resumen, casi todas las escuelas- debe proporcionar un trato justo e igualitario a los sexos en todas las áreas, incluyendo el atletismo.
Antes del Título IX, existían pocas oportunidades para las mujeres atletas. La National Collegiate Athletic Association (NCAA), que se creó en 1906 para formatear y hacer cumplir las reglas del fútbol masculino pero que se había convertido en el organismo rector del atletismo universitario, no ofrecía becas deportivas para las mujeres ni celebraba campeonatos para equipos femeninos. Además, faltaban instalaciones, suministros y financiación. Como resultado, en 1972 sólo había 30.000 mujeres participando en los deportes de la NCAA, frente a 170.000 hombres.
El Título IX fue diseñado para corregir esos desequilibrios. Aunque no exigía que el atletismo femenino recibiera la misma cantidad de dinero que el masculino, se diseñó para imponer la igualdad de acceso y calidad. Los programas femeninos y masculinos debían dedicar los mismos recursos a los vestuarios, el tratamiento médico, la formación, el entrenamiento, los tiempos de práctica, los viajes y las dietas, el equipamiento, las instalaciones de práctica, la tutoría y la contratación. El dinero de las becas debía presupuestarse de forma proporcional, de modo que si el 40% de las becas deportivas de una escuela se concedían a los hombres, el 40% del presupuesto de las becas se destinaba también a las mujeres.
Desde la promulgación del Título IX, la participación de las mujeres en los deportes ha crecido de forma exponencial. En la escuela secundaria, el número de chicas deportistas ha pasado de sólo 295.000 en 1972 a más de 2,6 millones. En la universidad, el número ha pasado de 30.000 a más de 150.000. Además, al Título IX se le atribuye la disminución de la tasa de abandono de las niñas en la escuela secundaria y el aumento del número de mujeres que cursan estudios superiores y completan títulos universitarios.
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