Durante el período de desarrollo que va desde la infancia hasta la adolescencia, el neurodesarrollo y el comportamiento están intrínsecamente relacionados. Los términos trastornos del neurodesarrollo y del neurocomportamiento se utilizan indistintamente para describir un grupo de trastornos con ciertas características básicas que se solapan entre diferentes trastornos (1-5). Los trastornos del neurodesarrollo (o discapacidades) tienen su inicio durante el periodo de desarrollo y persisten a lo largo de la vida de la persona. La discapacidad intelectual (también denominada trastorno del desarrollo intelectual), diversos trastornos de la comunicación que afectan al habla y al lenguaje, el trastorno del espectro autista, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, los trastornos del desarrollo del aprendizaje y los trastornos motores, como el trastorno del desarrollo de la coordinación y los trastornos por tics, son los principales trastornos del neurodesarrollo. Algunos expertos utilizan el término discapacidades del neurodesarrollo «para definir los trastornos crónicos que afectan a la función del sistema nervioso central durante el período de desarrollo en los dominios de las habilidades motoras, la cognición, la comunicación y/o el comportamiento» (4).
Los criterios de la Organización Mundial de la Salud definen los trastornos del neurodesarrollo como «trastornos conductuales y cognitivos que surgen durante el período de desarrollo y que implican dificultades significativas en la adquisición y ejecución de funciones intelectuales, motoras o sociales específicas» (6). Según los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, los trastornos del neurodesarrollo se caracterizan por «déficits del desarrollo que producen alteraciones del funcionamiento personal, social, académico u ocupacional». El rango de los déficits del desarrollo varía desde limitaciones muy específicas del aprendizaje o del control de las funciones ejecutivas hasta alteraciones globales de las habilidades sociales o de la inteligencia» (2).
La etiología de los trastornos del neurodesarrollo es multifactorial y compleja y no está claramente dilucidada en un gran porcentaje de casos (5,7). La prevalencia, como grupo, de estos trastornos oscila entre el 5% y el 20% en la población general (1-5,7). Debido a la gran diversidad de repercusiones funcionales de estos trastornos a nivel individual, la prestación eficaz de asistencia sanitaria a las personas afectadas por cualquiera de estos trastornos requiere la participación y coordinación entre profesionales de diferentes disciplinas, así como de organismos comunitarios tanto gubernamentales como no gubernamentales (5,8). El médico en el entorno de la práctica clínica desempeña un papel clave en la evaluación y el tratamiento médico de las personas con trastornos del neurodesarrollo. Además, el médico desempeña un papel principal en la facilitación y coordinación de la atención sanitaria general, trabajando con diferentes profesionales y organismos. En este número de Pediatría Traslacional centrado en los trastornos del neurodesarrollo y del neurocomportamiento, nuestro objetivo es ofrecer una revisión de los trastornos seleccionados para resaltar el abanico de características de este grupo de trastornos y proporcionar información práctica con aplicación directa en la propia práctica clínica.
Dilip R. Patel
Joav Merrick