Antecedentes/objetivo: La oclusión venosa de la retina es el segundo trastorno vascular retiniano más frecuente después de la retinopatía diabética y se considera una causa importante de pérdida visual. En esta revisión, el propósito es hacer una actualización de la literatura sobre la clasificación, la epidemiología, la patogénesis, los factores de riesgo, las características clínicas y las complicaciones de la oclusión de la vena retiniana ramificada (OVR).
Métodos: Se identificaron artículos elegibles mediante una búsqueda bibliográfica exhaustiva en MEDLINE, utilizando los términos «branch retinal vein occlusion», «pathogenesis», «epidemiology», «risk factors», «clinical features», «diagnosis» y «complications». También se seleccionaron artículos adicionales de las listas de referencias de los artículos identificados por la búsqueda en la base de datos electrónica.
Resultados: Se analizan la clasificación, la epidemiología, la patogénesis, los factores de riesgo, las características clínicas y las complicaciones.
Conclusiones: La oclusión de rama venosa de la retina tiene una incidencia del 0,5% al 1,2%. Se ha encontrado que varios factores de riesgo, como la hipertensión, la hiperlipidemia, la diabetes mellitus, la trombofilia y la hipercoagulación, las enfermedades sistémicas e inflamatorias, los medicamentos y las afecciones oculares, están asociados a la OVR. Los síntomas dependían del lugar y la gravedad de la oclusión. La reducción media de la agudeza visual para la OVR isquémica es de 20/50 y para la OVR no isquémica es de 20/60. La OVR aguda puede detectarse mediante fundoscopia, en la que pueden observarse hemorragias en forma de llama, hemorragias en forma de puntos y manchas, exudados duros, edema de retina y venas tortuosas dilatadas. La OVR crónica sería más sutil y se caracterizaría por la aparición de formación de colaterales venosas y vainas vasculares, además de las complicaciones anteriormente mencionadas. Las áreas de isquemia pueden evaluarse mediante angiografía con fluoresceína. La extensión del edema macular y la presencia de desprendimiento de retina pueden detectarse mediante el examen fundoscópico o la angiografía con fluoresceína, aunque la tomografía de coherencia óptica se considera el mejor método. En cuanto a las complicaciones, la más común es el edema macular, seguido de la neovascularización de la retina, la hemorragia vítrea o el desprendimiento de retina.