BERKELEY, CALIFORNIA-Una mutación genética vinculada a los incisivos en forma de pala puede haber tenido un impacto más consecuente en la lactancia materna, según un informe de la revista Science. Investigadores dirigidos por Leslea Hlusko, de la Universidad de California-Berkeley, sugieren que una mutación genética que se hizo prevalente entre los antepasados de los nativos americanos hace unos 20.000 años podría haberles ayudado a sobrevivir al oscuro y frío clima ártico de Beringia al mejorar los conductos lácteos de las madres y aumentar la cantidad de grasa y vitamina D que pasaban a los bebés. Este gen también está relacionado con el crecimiento de un pelo más grueso, el mayor desarrollo de las glándulas sudoríparas y el cambio a incisivos en forma de pala. Se cree que la mutación genética se produjo por primera vez hace unos 30.000 años en China, que tenía un clima cálido y húmedo, lo que llevó a los investigadores a especular que el aumento de las glándulas sudoríparas ofrecía una ventaja particular. Hlusko afirma que los incisivos en forma de pala que se observan tanto en los asiáticos orientales como en los nativos americanos fueron incidentales a los beneficios aportados por la selección natural a través de las glándulas sudoríparas y la mejora de la nutrición infantil. Anteriormente se pensaba que los incisivos en forma de pala proporcionaban algún tipo de beneficio a los primeros nativos americanos, ya que su presencia estaba muy extendida en las poblaciones conocidas. Para más información, consulte «Naia, el nativo americano de 13.000 años».