Violación. Trae a la mente imágenes de fuerza, una evidente falta de consentimiento, tal vez incluso un arma. En el escenario estereotipado, la víctima dice claramente que no, y el agresor la amenaza o la obliga a hacer algo en contra de su voluntad.
La verdad es que la violación rara vez se ve así. Dos de cada tres violaciones son cometidas por alguien que la víctima conoce (ver Tipos de violencia sexual). La mayoría de las veces, en lugar de las armas o la fuerza, los agresores utilizan tácticas como la coacción para presionar a alguien para que haga algo que no quiere hacer.
Según RAINN, cada 98 segundos, alguien en los Estados Unidos experimenta una agresión sexual. Eso es alrededor de 880 personas cada día, y 321.500 personas cada año que han sufrido violencia sexual.
Entonces, si este delito es tan generalizado, ¿por qué es también tan común culpar a las víctimas y a los supervivientes? Culpar a las víctimas puede ser muy sencillo; ¿te suena la frase «ellas se lo buscaron»? También puede ser mucho más difícil de identificar, como cuando alguien se encoge de hombros y dice «bueno, esa persona estaba muy borracha» de una víctima que fue agredida sexualmente en una fiesta. Cada vez que alguien responde a una víctima cuestionando lo que podría haber hecho de otra manera, está participando en la culpabilización de la víctima.
La definición de culpabilización de la víctima es responsabilizar a la víctima de un delito que se cometió contra ella. Vivimos en una sociedad en la que a las personas, en su mayoría mujeres, se les dice que eviten la violación o se les aconseja sobre cómo afrontar lo que ocurre si son violadas. ¿No tiene mucho más sentido enseñar a las personas, en su mayoría hombres, cómo evitar cometer el delito de violación en primer lugar? MESA reconoce que no todas las víctimas son mujeres ni todos los agresores son hombres, pero esa es la tendencia que muestran los datos actuales.
La respuesta a por qué la culpabilización de las víctimas es tan común es complicada. Cuando se comete cualquier tipo de delito contra ti, es de naturaleza humana preguntarse qué podrías haber hecho de otra manera. Aunque a veces esto puede ser útil para prevenir futuros eventos de naturaleza similar, es importante diferenciar ese tipo de pensamientos de culparse a sí mismo o culpar a cualquier víctima. Cualquier delito, especialmente las agresiones sexuales, nunca se produciría si no hubiera un agresor. Lo más importante es recordar que, independientemente de lo que la víctima haya hecho o dejado de hacer, no sería una víctima si no fuera por la persona que cometió el delito contra ella. Todas las personas deberían sentirse seguras haciendo su vida normal sin tener que prepararse constantemente para el peor escenario posible.
Hay muchos aspectos de nuestra cultura que alimentan la culpabilización de las víctimas, y se necesita una mente abierta y una conversación abierta para desaprender muchos de ellos. Este es un buen punto de partida: cuando alguien es agredido sexualmente, nunca fue su culpa. El resto son sólo detalles.
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