El Sol simboliza el poder cósmico supremo: la fuerza vital que permite que todas las cosas prosperen y crezcan. En algunas culturas, el Sol es el Padre Universal. Por su parte, la Luna simboliza la muerte, el nacimiento y la resurrección. Sus cualidades femeninas la vinculan a la Diosa Madre. (Signos & Símbolos, 2008) Estos dos símbolos son probablemente los más conocidos de todos los tiempos. La Mona Lisa está pintada como una imagen de las dos grandes potencias del Cosmos: el Sol y la Luna.
Imagen 14. Izquierda: el color de la piel de Mona Lisa y las pirámides. Derecha: Las pirámides y los puentes en primer plano
El lenguaje del simbolismo no es unívoco. Esto se pone de manifiesto en las escrituras egipcias, donde la Sala de Ma’AT se denomina a veces Sala de las Dos Verdades. Esto significa que una verdad puede tener otro significado en un contexto diferente. Por ejemplo, es importante darse cuenta de que la Oscuridad y la Luna también pueden simbolizar al Padre, el Conocimiento y la Verdad, mientras que la Luz y el Sol también pueden simbolizar a la Madre, la Vida. Y en cuanto el Hijo aparece en este contexto, es primero femenino, refiriéndose al Sol y a la Vida. Más tarde, el Hijo une el Sol y la Luna, y juntos, estas dos fuerzas (también el Yin y el Yang, o los dos ojos de Horus) crean un equilibrio en el Cosmos.