Los efectos psicológicos de crecer sin padre

Los efectos psicológicos de crecer sin padre

Crecer sin padre puede alterar permanentemente la estructura del cerebro-Ben Spencer

Ya sea por divorcio, muerte, o por haber nacido en una situación no matrimonial, crecer sin un padre puede tener una serie de efectos negativos.

Esto es según una nueva investigación, que demostró un importante impacto negativo en el cerebro, y un aumento de la agresividad y la ira en los niños sin padre. Los estudios también sugieren que podría conducir a la depresión adolescente.

Para interrogar más a fondo esta relación, se realizó un estudio en el que los investigadores revisaron 47 estudios para descubrir los efectos de crecer en ausencia de un padre.

Se reveló que un alto porcentaje de los casos revisados involucraban a personas que no se graduaron de la escuela secundaria, tenían bajos ingresos en los trabajos y menos estabilidad familiar en comparación con las personas que tenían una figura paterna activa involucrada en su crianza.

Aquí están algunos de los efectos psicológicos de crecer sin un padre.

Los estudios sugieren que los niños que crecen sin la participación de una figura paterna tienden a ser más agresivos. Puede tratarse de una agresividad volátil o silenciosa, que es más peligrosa, ya que no tiene un desahogo adecuado y se acumula con el tiempo, dando lugar a un sinfín de problemas psicológicos.

Más probabilidades de sufrir depresión

Los adolescentes que crecen sin padre son más propensos a deprimirse. Debido a los sentimientos de abandono y rechazo, estos adolescentes tienden a cerrarse emocionalmente para evitar desamores en el futuro.

Evitan entablar relaciones por su miedo al abandono y, por si fuera poco, los datos muestran que los niños que crecen sin padre tienen más riesgo de suicidio.

Mayor riesgo de padecer un trastorno alimentario

Las investigaciones demuestran que las niñas que crecen sin sus padres también tienen un mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario como la anorexia nerviosa, la bulimia, la dismorfia corporal y otros hábitos poco saludables relacionados con la comida como los atracones. Otro estudio revela que las niñas que no tienen a sus padres son más propensas a ser obesas.

Esto sucede debido al «hambre de padre» -o la necesidad psicológica de tener una conexión paterna que se les niega y que da lugar a problemas como una baja autoestima.

Aunque crecer sin un padre es algo que no se puede evitar -resultando en lagunas emocionales por necesidades humanas insatisfechas- hay formas de lidiar con ello.

Una de esas formas es con neuroimplantes mentales que añaden recuerdos amorosos y positivos para reemplazar los oscuros.

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