Como su nombre indica, la LaMancha tiene ancestros de España, pero se desarrolló íntegramente en Estados Unidos. Su historia comienza con la llegada de los conquistadores. Los conquistadores y los misioneros que los acompañaban siempre llevaban ganado para alimentarse. Las cabras solían formar parte de los rebaños y manadas, gracias a su versatilidad; podían proporcionar tanto leche como carne en los largos viajes o en las misiones aisladas.
Una de las razas de cabras que poseían los españoles era un peculiar animalito sin orejas, que quizá los misioneros conservaban tanto por la novedad como por su útil producción de leche. Estas cabras sin orejas eran conocidas por los españoles como monos o monas. Para los pocos americanos que finalmente descubrieron y conservaron la raza, eran las primeras cabras LaMancha.
Las LaManchas fueron conservadas hasta finales del siglo XIX por Pheobe Wilhelm de California. Ella mantuvo su reducido número con la introducción de algunos machos Toggenburg. Sin embargo, la transformación de esta novedad sin orejas en una raza moderna productiva se debe a los esfuerzos de Eula F. Frey, que compró una granja de cabras lecheras en California en 1937. Esta granja contaba con un rebaño de 130 cabras, pero sólo dos de las cabras llegaron a dominar el rebaño de la Sra. Frey. Estas dos eran de orejas cortas.
Al principio, Frey no seleccionó estrictamente las orejas pequeñas, por lo que había una gran variación en las orejas de sus cabras. Seleccionó el físico robusto, el contenido de grasa butírica y la producción y el sabor de la leche, estableciendo sus cabras como una raza lechera útil. LaMancha fue reconocida como raza a principios de la década de 1950, y fue casi 10 años después de este acontecimiento cuando la longitud de las orejas (o la falta de ellas) se convirtió en un criterio para los machos cabríos registrados.
Hoy en día, la LaMancha es una raza común en América, en parte debido a su adaptabilidad tanto a la producción lechera comercial como a la doméstica. También se ha desarrollado una versión en miniatura con influencia de la raza enana nigeriana.
Usos
LaMancha es ante todo un animal lechero productivo. Sin embargo, también puede servir como una segadora de matorrales muy eficaz o como un animal de carga con el entrenamiento adecuado. LaMancha es una opción común como mascota de los niños o como cabra de exposición debido a su dulce personalidad.
LaMancha miniatura cuenta con muchas de las mismas características útiles de su contraparte más grande, pero en un paquete más compacto. Esto la convierte en una cabra lechera particularmente buena para los terrenos pequeños. (Y todavía puede llevar paquetes de hasta 25 libras más o menos.)
Temperamento
LaMancha es conocida por su excelente disposición. Se trata de una cabra verdaderamente orientada a las personas, siempre dispuesta a devolver cualquier afecto que se le muestre. Su naturaleza dulce, combinada con su voluntad de complacer, la convierten en una de las razas de cabras más fáciles de manejar del país.
Aunque es una de las razas de cabras más tranquilas, y por lo tanto es menos probable que moleste a los vecinos con el ruido constante, la LaMancha es inteligente y curiosa. No deja de buscar una salida para poder explorar el campo.
Salud
LaMancha es una raza sana y resistente. Su ubre, en particular, está bien construida.
La mayoría de los requisitos especiales de salud de la LaMancha están relacionados con sus inusuales orejas. Esas pequeñas orejas de topo son casi impermeables a la congelación, pero producen una gran cantidad de cera, y tienen pliegues que tienden a recoger la suciedad y los residuos. Si no se atiende, esto puede provocar una infección de oído. La limpieza regular es necesaria para mantener las orejas de laMancha en perfecto estado de salud.
Pros
- Disponibilidad.
- Adecuación a las pequeñas fincas (versión miniatura).
- Temperamento excepcionalmente fácil de manejar.
- Adaptabilidad incluso a los climas más duros.
- Pocos problemas de salud.
- Lactancias largas, que duran hasta dos años.
- Altos rendimientos de leche.
- Alto contenido de grasa butírica.
- Sabor suave de la leche.