El estudio retrospectivo actual es «el más extenso de su tipo», afirma el doctor Flint, que revisó 36 millones de lecturas de presión arterial tomadas durante las visitas ambulatorias entre 2007 y 2016, de 1,3 millones de miembros adultos de Kaiser Permanente en el norte de California.
La presión sistólica, el número superior en una lectura de presión arterial, mide la fuerza con que el corazón bombea la sangre hacia las arterias. La presión diastólica, el número inferior, indica la presión sobre las arterias cuando el corazón descansa entre latidos.
Décadas de investigación han demostrado que una presión arterial sistólica alta es más probable que produzca resultados adversos. Como resultado, las pautas de cardiología y las herramientas de estimación de riesgos se centran en el número superior, y algunos expertos argumentan que el número diastólico podría ser ignorado razonablemente, recuerda Flint.
Después de ajustar los datos para los posibles factores de confusión, los investigadores encontraron que si bien la presión sistólica tiene un mayor impacto, tanto la presión sistólica como la diastólica influyeron fuertemente en el riesgo de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular, independientemente de la definición utilizada para la presión arterial alta (140/90 mm Hg frente a la normal de 130/80 mm Hg).
El doctor Flint destaca que el hallazgo de que la hipertensión sistólica y diastólica tienen impactos similares sobre el riesgo en el umbral inferior de 130/80 proporciona apoyo independiente para los cambios recientes que se hicieron en las directrices del Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, que recomendaron un mayor control de la presión arterial en pacientes con mayor riesgo de hipertensión.
Los resultados también coinciden con los hallazgos del Ensayo de Intervención de Presión Arterial Sistólica de los Institutos Nacionales de Salud, conocido como SPRINT.
«La controversia ha persistido durante mucho tiempo acerca de si la presión arterial sistólica, la presión arterial diastólica o ambas contribuyen al riesgo cardiovascular –explica el autor principal Deepak L. Bhatt, director ejecutivo de los Servicios Cardiovasculares Intervencionales en el Brigham and Women’s Hospital y profesor de medicina en Harvard Medical School–. Este análisis que utiliza una gran cantidad de datos longitudinales demuestra de manera convincente que ambos son importantes, y muestra que en personas que por lo general están sanas, los números de presión arterial más bajos son mejores».
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