El vestido de novia de la princesa Diana sigue siendo uno de los artículos de moda más famosos de la historia, e incluso las personas que nacieron años después de su paso por el altar pueden reconocerlo.
Cuando la novia, de 20 años, bajó de su carruaje y subió las escaleras de la Catedral de San Pablo, el mundo quedó maravillado con su impresionante vestido.
El impresionante vestido de tafetán de seda marfil y encaje antiguo contaba con más de 10.000 perlas y una larga cola.
Sin embargo, hubo una persona que no se alegró cuando vio el vestido el día de la boda: la mujer que lo diseñó.
Elizabeth Emanuel y su marido pasaron meses creando el vestido de la boda real, llegando a extremos para asegurar que el diseño permaneciera en secreto.
Hablando durante el programa de ITV Invitación a la Boda Real, Isabel admitió estar horrorizada cuando vio lo arrugado que estaba el vestido de Diana.
Dijo: «Sabíamos que se arrugaba un poco, pero cuando la vi llegar a St Paul’s y vimos las arrugas, me sentí realmente desmayada.
«Estaba horrorizada, realmente, porque se arrugaba bastante.
«Era mucho más de lo que pensábamos.»
Hicieron un ensayo del vestido, pero con otro material, y no quedó ni de lejos tan mal.
Pero ahora dice que, mirando hacia atrás, ese momento fue en realidad su toma favorita de la Princesa con el vestido, comparándolo con una oruga saliendo de un capullo y convirtiéndose en una mariposa.
Además del famoso vestido, David y Elizabeth crearon un segundo vestido de reserva por si el principal se filtraba.
David dijo a People : «En ese momento queríamos asegurarnos absolutamente de que el vestido fuera una sorpresa.
«No se lo probamos a Diana. Ni siquiera lo discutimos. Queríamos asegurarnos de que teníamos algo allí; era para nuestra propia tranquilidad, en realidad».
Así que Diana nunca llegó a ver el segundo vestido, que estaba confeccionado con la misma tela que el primero y también tenía volantes alrededor del cuello.
Sin embargo, había algunas grandes diferencias entre ambos.
El vestido secreto era mucho menos lujoso que la versión original, ya que carecía del encaje antiguo y de las 10.000 lentejuelas de nácar, así como de la cola de 25 pies.
Tampoco se llegó a completar, ya que al final no era necesario.
Como Diana medía 1,70 metros, exactamente la misma altura que Carlos, decidió llevar unos zapatos de tacón bajo el día de su boda para no ser más alta que él.
Los impresionantes zapatos fueron diseñados por el famoso zapatero Clive Shilton, con satén, encaje y más de 500 lentejuelas y 100 perlas.
Diana tenía las letras C y D pintadas en las suelas de ante, con un pequeño corazón en medio.
Se dieron el «sí quiero» ante 3.500 invitados, entre los que se encontraban la familia real, celebridades y líderes mundiales, y otros 750 millones de personas de todo el mundo lo vieron por televisión.