Hoja informativa sobre la tos ferina

La tos ferina también se conoce como tos convulsa. Es una enfermedad bacteriana altamente infecciosa que afecta a las vías respiratorias. Está causada por una bacteria (Bordetella pertussis o Bordetella Parapertussis ) que se encuentra en la boca, nariz y garganta de una persona infectada.

Síntomas

Los síntomas suelen aparecer entre 7 y 10 días después de la infección, pero también pueden aparecer hasta 21 días después. Inicialmente, los síntomas se asemejan a los de un resfriado común, incluyendo estornudos, secreción nasal, fiebre leve y una tos leve.

Al cabo de dos semanas, la tos se agrava y se caracteriza por episodios de numerosas toses rápidas, seguidas de un cacareo o grito agudo. Estos episodios suelen terminar con la expulsión de una mucosidad espesa y clara, a menudo seguida de vómitos. Al principio ocurren por la noche y luego se hacen más frecuentes durante el día y pueden repetirse durante uno o dos meses. En los bebés pequeños puede que nunca se desarrolle el típico «grito», y los ataques de tos pueden ir seguidos de breves periodos en los que la respiración se detiene.
Después de esta fase, los ataques de tos se vuelven menos frecuentes y menos graves, y el lactante mejora gradualmente, aunque esto puede tardar hasta tres meses.

Los adolescentes, los adultos o los niños parcialmente inmunizados suelen tener síntomas más leves o atípicos, por lo que en estos grupos, además de los lactantes muy pequeños, la tos ferina podría ser más difícil de diagnosticar.

Tratamiento

Los cuidados de apoyo tras el ingreso en el hospital son especialmente importantes para los lactantes muy pequeños o los niños mayores con enfermedad grave.

La terapia antibiótica es el tratamiento de elección para la tos ferina. Sin embargo, para que sea eficaz, el tratamiento debe comenzar pronto en el curso de la enfermedad, preferiblemente en las dos semanas siguientes al inicio. El tratamiento antibiótico puede erradicar la bacteria de la nariz y la garganta y limita el riesgo de que se transmita a otras personas.

Complicaciones

Las complicaciones de la tos ferina incluyen neumonía, infección del oído medio, pérdida de apetito, deshidratación, convulsiones, trastornos cerebrales, hernias, fracturas de costillas, prolapso rectal, episodios de interrupción de la respiración. Los casos graves pueden provocar la muerte.

Las muertes causadas por la tos ferina son más frecuentes en los bebés pequeños, que mueren debido a la neumonía o a la falta de oxígeno que llega al cerebro. Cada año se registran muertes en Europa, a menudo entre bebés que eran demasiado jóvenes para haber sido vacunados completamente. Menos de un niño de cada mil morirá a causa de la tos ferina; sin embargo, en muchos casos la tos ferina no se reconoce como la causa de la muerte, por lo que es posible que la tos ferina sea responsable de un número mayor de muertes que el registrado realmente. Casi todas las muertes registradas en Europa son de bebés menores de tres meses. Entre 2007 y 2012, se notificó una media de nueve muertes al año.

¿Qué frecuencia tiene la tos ferina en la UE?

Cada año se notifican aproximadamente entre 15 y 20 000 casos de tos ferina en la UE/EEE, y algunos países notifican un número significativamente mayor de casos que otros. Es difícil comparar la frecuencia de la tos ferina en diferentes países, porque se utilizan diferentes metodologías para el diagnóstico de la tos ferina. Además, la tos debida a la tos ferina a menudo no se reconoce como tal. El número de casos de tos ferina notificados al ECDC ha ido en aumento desde 2011, alcanzando aproximadamente 45 000 casos en 2012.

Modo de contagio de la tos ferina

La tos ferina se transmite principalmente por la inhalación de gotitas procedentes de la nariz o la garganta de individuos infectados. La tos ferina puede incluso ser transmitida por un individuo que sólo tiene una forma leve de tos ferina o por un individuo asintomático. Con frecuencia, los hermanos mayores y los padres que pueden albergar la bacteria llevan la enfermedad a casa e infectan a un bebé en el hogar.

Personas con mayor riesgo

La tos ferina puede aparecer a cualquier edad. Cada vez es mayor el número de adultos y adolescentes a los que se les diagnostica tos ferina. En la actualidad, los grupos de edad con más diagnósticos de tos ferina son los lactantes menores de un año y los adolescentes de entre 10 y 20 años.

Todas las personas que no están vacunadas contra la tos ferina con el número recomendado de dosis de vacuna están en riesgo, independientemente de la edad.
A diferencia de enfermedades como la varicela y el sarampión, es posible padecer tos ferina más de una vez a lo largo de la vida, ya que los anticuerpos que se desarrollan tras la infección no perduran en el tiempo.

Cómo prevenir la tos ferina

La forma más importante de prevenir la tos ferina es la inmunización completa. La vacuna contra la tos ferina suele administrarse en combinación con la difteria y el tétanos (a menudo también en combinación con la poliomielitis, el Haemophilus influenzae y la hepatitis B). Entre los dos y los doce meses de edad se suele administrar un ciclo primario de tres dosis de la vacuna DTaP (difteria, tétanos y tos ferina acelular) o DTwP (difteria, tétanos y tos ferina de células enteras). Se recomienda una cuarta dosis entre los 11 y los 24 meses de edad y otra dosis entre los tres y los seis años de edad.

Existen considerables variaciones entre los calendarios nacionales de vacunación en cuanto al calendario de estas dosis. Algunos países recomiendan refuerzos para las adolescentes, durante el embarazo o poco después del parto. Los calendarios de vacunación de los países de la UE/EEE pueden compararse utilizando el Calendario de Vacunación del ECDC.

¿Es segura la vacuna?

Las vacunas que protegen contra la tos ferina son generalmente seguras. Las reacciones adversas menores pueden incluir enrojecimiento e hinchazón local. También pueden producirse reacciones como fiebre, somnolencia, agitación y pérdida de apetito. La mayoría de estos problemas se resuelven solos. Con menor frecuencia, pueden producirse otras reacciones, como fiebre alta, llanto persistente de más de tres horas (menos de cinco de cada 1 000 vacunas), desmayos, un estado de colapso sin respuesta y convulsiones (menos de 1 de cada 10 000 vacunas). La mayoría de estas reacciones no tienen consecuencias a largo plazo.

En los últimos años, la mayoría de los países de la UE/EEE han sustituido la vacuna de la tos ferina de tipo integral por la de tipo acelular, ya que se asocia con menos efectos secundarios.

Qué hacer si cree que puede tener tos ferina o si ha estado expuesto a la tos ferina

Si cree que tiene tos ferina, debe buscar atención médica e informar a la clínica con antelación para evitar infectar a otros clientes. Cúbrase la boca y la nariz para reducir el riesgo de contagio a otras personas.

Un individuo con tos ferina puede ser infeccioso durante cuatro o cinco semanas desde el inicio de la enfermedad. El tratamiento con antibióticos como la eritromicina puede acortar el periodo de contagio y limita el riesgo de infección a otras personas. Las personas que tienen o pueden tener tos ferina deben mantenerse alejadas de los niños pequeños y los bebés hasta que reciban el tratamiento adecuado. El tratamiento de las personas que son contactos cercanos de personas con tos ferina es también una parte importante de la prevención.

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