Elegir los momentos adecuados para comer durante el día es una estrategia ganadora a la hora de evitar el aumento de peso, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Loma Linda, en EE UU. Los datos recogidos de 50.660 adultos sanos de más de 30 años revelaron cuatro factores asociados a la disminución del IMC: hacer sólo una o dos comidas al día; mantener un ayuno nocturno de hasta 18 horas; desayunar en lugar de saltárselo; y hacer del desayuno o el almuerzo la mayor comida del día. Investigaciones anteriores también indicaron que un desayuno abundante y saludable puede ayudar a perder peso.
Aunque las conclusiones parecen confirmar el viejo adagio «desayuna como un rey, almuerza como un príncipe, cena como un pobre», el estudio también descubrió que saltarse la cena y ayunar durante la noche hasta 18 horas se asoció con una disminución del IMC. Este ayuno intermitente puede provocar un descenso del nivel de insulina, la hormona que contribuye a almacenar grasa.
Lógicamente, el IMC más alto se observó en los participantes que hicieron de la cena la comida más copiosa del día, así como en los que hicieron más de tres comidas al día (los tentempiés se contaron como comidas extra). La investigación se publica en el Journal of Nutrition.