Grey Goose fue creado por Sidney Frank Importing Co (SFIC). Sidney Frank, fundador y director general de la empresa, desarrolló la idea en el verano de 1997. La idea de Grey Goose era desarrollar un vodka de lujo para el mercado estadounidense. SFIC se asoció con el productor de coñac François Thibault (un Maître de Chai, o Maestro de Bodega francés) en Francia para trasladar sus conocimientos del coñac a la producción de vodka.
La empresa eligió Francia debido a la historia culinaria del país y para diferenciarse de otros vodkas producidos en Europa del Este. El agua utilizada para producir el vodka procedía de manantiales naturales de Francia, filtrada a través de la piedra caliza de Champagne, y se elaboraba con trigo francés de producción local. La empresa también desarrolló su distintiva botella de vidrio ahumado con gansos franceses volando, y entregaba su producto en cajas de madera similares a las del vino.
En 1998, Grey Goose fue nombrado el vodka de mejor sabor del mundo por el Beverage Testing Institute. La empresa fue vendida a Bacardi por 2.200 millones de dólares en 2004. Ese año Grey Goose fue la marca de vodka premium más vendida en Estados Unidos. La empresa vendió más de 1,5 millones de cajas ese año.
El economista Thomas J. Stanley habla de Grey Goose en su libro Stop Acting Rich (2009). Basándose en extensas investigaciones y encuestas, Stanley describe a Grey Goose como la bebida favorita de los estadounidenses que él denomina «aspirantes» (es decir, «aquellos que desean actuar como ricos», independientemente de sus ingresos o riqueza reales, y que por tanto gastan grandes cantidades de ingresos en artículos de estatus). Grey Goose cuesta hasta cuatro o cinco veces más que la mayoría de las marcas de vodka de la competencia y no llegó a estar entre las 10 primeras en una prueba de sabor de marcas de vodka publicada en The New York Times en 2005, pero aun así ha experimentado un «crecimiento explosivo de las ventas» en pocos años debido en gran parte a que se percibe como una bebida de la élite económica, incluso más que artículos como los relojes de pulsera Rolex o los automóviles Mercedes Benz.