La exposición saludable a la radiación solar tiene múltiples beneficios. Siempre ha sido una idea popular que las personas afectadas por el acné ven una mejora de la condición durante los meses de verano. Pero, ¿hasta qué punto es esto cierto? En el post de hoy te explicamos los efectos del sol sobre el acné.
¿Mejora el sol el acné?
La radiación solar tiene un efecto antiinflamatorio sobre la piel porque inhibe los procesos de reparación y regeneración. En otras palabras, la piel se vuelve más reactiva frente al ataque externo de la radiación ultravioleta. Esto significa que la piel es capaz de adaptarse a las condiciones ambientales, sintetizando melanina, el pigmento natural que nos protege del sol. Por ello, el sol es beneficioso para afecciones inmunológicas como la psoriasis, otras afecciones cutáneas como el eczema y para el acné, hasta cierto punto.
28. Provoca una especie de deshidratación local de la piel y puede ayudar a regular la producción de sebo.
Entonces, ¿el sol ayuda al acné? Debemos ser muy cautelosos respondiendo a esta afirmación, ya que aunque se ha observado en múltiples estudios que hay una pequeña mejoría durante el verano, también es posible que la afección se agrave en algunos individuos, debido a la vasodilatación que provoca el sol en el tejido cutáneo. El aumento de la permeabilidad conduce a un mayor riesgo de que los poros se obstruyan y, por tanto, a un empeoramiento de los síntomas del acné.
El efecto rebote del sol sobre el acné
Aunque el sol tiene beneficios para las pieles con tendencia al acné, éstos suelen ser temporales y las lesiones suelen empeorar al finalizar el verano.
Esto es así porque la descamación causada por el daño solar local en nuestros tejidos deja de producirse cuando recibimos menos luz solar. Cuando se elimina este factor de la ecuación, la piel deja de estar inhibida y recupera sus funciones, es decir, comienza a regenerarse de nuevo y a transportar sebo a la superficie de la piel.
Lo más importante es no olvidar el daño que el sol puede hacer a la piel. Las radiaciones solares provocan un daño oxidativo que se acumula con los años y favorece el envejecimiento de la piel. Así que la protección solar es esencial por dos razones: para evitar la formación de radicales libres y para prevenir la fotosensibilización de la piel. Las pieles con tendencia al acné son más sensibles que las normales debido al efecto sobre las células de los procesos de inflamación que intervienen en la aparición de manchas y puntos negros.
Protege tu piel del sol
Te recomendamos que pruebes a exponerte al sol de forma moderada si padeces acné y no estás en tratamiento con retinoides. Si el efecto de deshidratación mejora tu acné, entonces toma el sol, pero sólo con moderación.
Evita siempre las horas del día en las que el sol es más intenso (entre las 12 y las 4) y utiliza protectores solares de alta potencia libres de aceites (no comedogénicos).
Es importante para la fotoprotección específica utilizar productos con emolientes que no hidraten en exceso, pero que protejan la piel. Las pieles con tendencia al acné son más sensibles debido a la inflamación de los folículos pilosos provocada por la sobreinfección bacteriana. Por ello, los productos que utilices deben respetar el fototipo de tu piel y tener una protección mínima de SPF 30. También se recomienda utilizar texturas en gel, que dejarán una sensación de frescura e hidratación. Por último, recuerda hidratar tu piel regularmente.