«El estudio de Estadísticas Nacionales de Salud de 2011 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades mostró que entre los adultos de 25 a 44 años, alrededor del 98 por ciento de las mujeres y el 97 por ciento de los hombres han tenido relaciones sexuales vaginales, el 89 por ciento de las mujeres y el 90 por ciento de los hombres han tenido sexo oral, y el 36 por ciento de las mujeres y el 44 por ciento de los hombres han tenido sexo anal. Eso significa que una de cada tres chicas y casi la mitad de los chicos encuestados dicen que disfrutan jugando con las cacas de sus parejas.»
Antes de empezar a hablar del paradisíaco acto de rimar o ser rimado, tened claro que el acto en sí no es sólo para los culos. Hay muchos tops y hombres versátiles que proporcionan el acto con full-gusto; por lo tanto, ¡detente ahí mismo si pensabas que era sólo para que los bottoms disfrutaran o se sirvieran! Y por decirlo claramente, diré lo que dice Joey.
Deja que la lengua explore
Comer el culo, comer el culo y demás, llámalo como quieras, y sin embargo el arte del rimming es uno que no tiene normas que seguir. Seguro que hay hombres que disfrutan del calor de una lengua alrededor del borde anal, mucho más que de la envoltura de un par de labios sobre su falo, pero ¿cuántos de nosotros somos conscientes de los placeres del rimming: dar y recibir?
Es en el dar que recibimos
Y no voy a estar citando textos religiosos aquí, pero sí, cuando sabes darlo bien, lo recibirás bien. ¡A veces puede que tú mismo no recibas la acción de la lengua (échale la culpa al pensamiento tan ‘machista’ de los tops) pero luego, cuando ellas gimen tus acciones, el kinkiness fluye en *wink*.
Jugar con su fruncido posterior
No se trata de un pensamiento muy figurado, pero la idea de ser rimado o rimming (especialmente por hombres gay) ha dado a muchos un insta-hard-on! Mientras que hay algunos que prefieren a sus hombres oliendo a fábrica de colonia ahí abajo, bien afeitados y con duchas vaginales también, hay otros a los que les gusta peludo, sucio y sudoroso… cada uno a lo suyo, siempre que no se le obligue en contra de sus deseos.
Rimado o Analingus
Términos comunes utilizados, también se podría decir que ‘echar la ensalada’, sucede cuando un par de labios y la lengua, en más de una forma exploran el perineo o el ano del hombre, el espacio entre sus genitales y su culo, y esto no es tabú ni lo hacen sólo los hombres homosexuales, ¡todos los géneros y todas las orientaciones lo hacen!
Estimular su esfínter
Si quieres que su perilla palpite, tienes que saber jugar con cada terminación nerviosa de ahí abajo, y con los tejidos que la rodean también. Esto le hará ronronear como un gatito y le convertirá en un león salvaje con las más mínimas cosquillas, mordiscos y algún que otro mordisco (¡ay, pero ay, ay!).
Al dar
El poder de tu aliento puede hacer maravillas, y soplar alrededor de la región antes de lamerla bien y rondar el gloryhole, le vuelve loco. Mientras eso sucede, deja que la punta de tu lengua llegue hasta el borde del ano, y frota suavemente alrededor. Adelante, desliza la lengua hacia el interior, empuja y frota un poco más profundo, y juega con su palpitante hombría mientras lo haces.
Acaricia el borde anal con tu lengua, juega con su hombría y acaricia sus testículos muy suavemente. Ahora deja que los labios tomen el mando, envuelve el agujero y chupa con fuerza para empezar- suelta y llega a la parte interior de los muslos, y lame hasta la raja del culo. Mordisquea sus nalgas y besa la parte baja de la espalda, mientras introduces suavemente un dedo en el ano. Juega un poco más ahí y vuelve a la región anal, céntrate en el agujero y dale más besos profundos y apasionados. Utiliza un buttplug o un consolador para obtener más placer, y observa cómo gime con los ojos cerrados.
Para el receptor
¿Has oído hablar del teabagging? Utiliza la misma posición, pero esta vez siéntate con las nalgas abiertas y sobre sus labios. Puedes optar por el sesenta y nueve o simplemente por la postura del perrito, en la que tu pareja te monta por detrás. Ponte un poco dominante aquí; levántate y haz que tu pareja se siente. Separa las nalgas y deja que él haga el resto
Lamarlo ahí abajo y darle el placer, mientras él gime tu nombre y gime con inmensa intensidad es lo que se busca (en la mayoría de los casos). Pero queridos, ¡hacen falta dos formas de bailar el tango!
¡Diviértanse chicos!