Resumen
PIP: Se examina el capuchón cervical como una adición aceptable a la tecnología de los métodos de barrera. Se presta atención a su historia, metodología, contradicciones y efectos secundarios, eficacia y áreas de investigación actuales. La invención del capuchón cervical moderno tuvo lugar a mediados del siglo XIX. Finch informa de que el primer capuchón cervical fue descrito en 1838 por Frederick Adolphe Wilde, un ginecólogo alemán. Lo llamó Cautchuk Pessarium, y cada capuchón se fabricaba a medida a partir de una impresión en cera del cuello uterino de la mujer. Independientemente de a quién se atribuya la invención del capuchón, siguió siendo un método anticonceptivo muy utilizado durante el siglo siguiente, aunque principalmente en Europa. En la actualidad, el capuchón cervical se utiliza ampliamente en Inglaterra y Europa Central. El uso del capuchón en Estados Unidos se ha visto limitado por la escasa cantidad de datos sobre su eficacia demostrada, así como por la creencia de la mayoría de los clínicos de que el método es demasiado complicado para la «mujer media». Existen dos tipos principales de capuchones cervicales: de goma firme y de goma blanda. Para que el capuchón sea eficaz, debe ser colocado por personal médico capacitado. Para obtener la máxima eficacia, es esencial que la usuaria del capuchón cervical domine las técnicas de autoinserción y extracción. La mayoría de las fuentes recomiendan que, antes de la inserción, el capuchón se llene aproximadamente 1/3 con crema o jalea espermicida. Tanto si se utiliza espermicida como si no, la mujer adopta una posición semirreclinada o en cuclillas. La extracción del capuchón se facilita introduciendo los dedos índice y corazón en la vagina y alejando el borde del capuchón del cuello uterino, rompiendo así la succión. A continuación, el capuchón puede extraerse fácilmente a través de los dedos introducidos. Las siguientes condiciones contraindican el uso del capuchón cervical: erosión o laceración cervical; malformación cervical; quistes de Naboth; inflamación de los anexos o incapacidad de la mujer para colocar y retirar el capuchón correctamente. El único efecto secundario notificado del capuchón es la presencia de una secreción maloliente si el capuchón se deja colocado más de 24 horas. La eficacia clínica del capuchón cervical como dispositivo anticonceptivo se ha estudiado y evaluado de forma limitada. De los 3 estudios exhaustivos que hay en la literatura, todos han evaluado sólo el capuchón cervical firme. En 1953 Tietze informó de 7,6 embarazos/100 mujeres años, lo que corresponde a una tasa de fracaso del 2%. Debido a la actual clasificación de clase 2 (experimental) del capuchón cervical por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos, es necesario realizar más investigaciones para que el uso del capuchón cervical se generalice.