Conglomerado, en negocios, una corporación formada por la adquisición por parte de una firma de varias otras, cada una de las cuales se dedica a una actividad que generalmente difiere de la original. La dirección de una empresa de este tipo puede querer diversificar su campo de operaciones por varias razones: hacer un uso adicional de las instalaciones existentes, mejorar su posición de comercialización con una gama más amplia de productos o disminuir el riesgo inherente a la dependencia de la demanda de un solo producto. También pueden obtenerse ventajas financieras de la reorganización de otras empresas.
A finales del siglo XIX, muchos conglomerados estadounidenses, como la Standard Oil Company y el Trust, trataron de controlar todos los aspectos relacionados con el desarrollo, la producción, la comercialización y la entrega de sus productos. En respuesta a las críticas sobre los aparentes monopolios de los que disfrutaban dichas empresas, el Congreso de Estados Unidos promulgó una legislación antimonopolio con la Ley Antimonopolio Sherman (1890) y la Ley Antimonopolio Clayton (1914).
Una estrategia de diversificación impulsó la formación de muchos conglomerados a mediados del siglo XX, especialmente cuando las empresas trataron de adquirir empresas no relacionadas cuyos productos y servicios pudieran resistir mejor las desaceleraciones económicas. En aquella época, un holding como la antigua ITT Corporation o Gulf + Western podía tener intereses que incluían hoteles, estudios cinematográficos, servicios telefónicos y seguros. Sin embargo, a finales del siglo XX y principios del XXI, la competencia mundial creó unas condiciones que favorecieron la consolidación de la industria, como demuestran las fusiones entre grandes empresas de los sectores de la banca, la automoción, las telecomunicaciones, la informática, el comercio minorista y el entretenimiento.