Los mapaches comen de todo. Una dieta oportunista significa que pueden sobrevivir y prepararse para el invierno comiendo cualquier cosa que puedan encontrar. Cuando hace frío suelen consumir bellotas, fruta y basura. Pero, aprovecharán cualquier fuente de alimento y establecerán guaridas cerca de una salida fiable.
Construirán guaridas en árboles huecos, áticos y chimeneas
Con el clima más frío los mapaches suelen buscar lugares cálidos para construir guaridas. En la naturaleza, los árboles huecos suelen ser el sitio más común. Sin embargo, son bastante ingeniosos a la hora de encontrar refugio. Se sabe que los mapaches se apoderan de las casas subterráneas, cuevas y edificios de otros animales. A veces, incluso, se refugian con otros para mantenerse calientes.
Un mapache en lo alto de un tejado
Durante el invierno entran en un estado llamado torpor
A diferencia de una hibernación completa, el torpor permite a los mapaches dormir durante largos períodos de tiempo reduciendo la cantidad de energía que necesitan para sobrevivir. La temperatura corporal baja y un aumento de la insulina controla el azúcar en sangre del mapache. Cuando el tiempo es más cálido, los mapaches buscan comida, pero siempre vuelven a su guarida. El torpor es similar a la hibernación, pero los mantiene alerta ante los depredadores y la comida.
Los mapaches podrán dormir más tiempo en climas más fríos. Les crece un grueso pelaje de invierno y aumentan la cantidad de grasa almacenada. Estos cambios les permiten prepararse para el invierno y mantenerse cómodos.
Daños de los mapaches en el revestimiento de aluminio
Durante este periodo los mapaches machos buscan hembras. El periodo de gestación de los mapaches es de aproximadamente 63 días. Una camada de crías de mapache suele tener entre dos y seis bebés. La tasa de mortalidad es bastante alta para las camadas más grandes. Por ello, una guarida segura y cálida es crucial para su supervivencia.
Para una madre mapache, el ático o la chimenea de su casa se considera un lugar seguro para sus bebés. Una vez que las crías nacen pueden causar muchos daños en su ático y el proceso para los servicios de eliminación de fauna silvestre se vuelve más complicado.
El aislamiento del ático dañado puede provocar un aumento de la factura energética, problemas de humedad y presas de hielo