Las infecciones por SARM pueden extenderse a la sangre y a los pulmones, causando afecciones como la neumonía. Por esta razón, es importante buscar tratamientos médicos para un niño. Los médicos suelen recetar una combinación de antibióticos tópicos y orales.
Aunque la penicilina y la amoxicilina no tratan el SARM, otros antibióticos sí pueden hacerlo. Algunos ejemplos son la trimetoprima y el sulfametoxazol (Bactrim) y la clindamicina (Cleocin).
Un médico puede recetar uno de estos antibióticos, además de rifampicina, otro tipo de antibiótico, dependiendo de la gravedad de la infección. Si un niño ha tenido SARM más de una vez, pueden recetarse ambos antibióticos.
Incluso si la lesión por SARM empieza a mejorar, es importante tomar el tratamiento completo de antibióticos. Esto asegura que se destruyan tantas bacterias como sea posible. También reduce la probabilidad de que el niño se vuelva resistente a los antibióticos, lo que los haría menos eficaces.
Además de los antibióticos orales, el médico puede recetar una pomada antibiótica tópica. Esta suele ser mupirocina (Bactroban). Bactroban se aplica en las partes internas de la nariz para reducir la cantidad de SARM.
Los médicos suelen recomendar que todos los miembros de la familia de un hogar utilicen también la pomada. Puede aplicarse en un bastoncillo de algodón y luego pasarlo por el interior de la fosa nasal dos veces al día durante al menos cinco días.
Bactroban también puede aplicarse directamente sobre la lesión afectada. Después de limpiar y secar la zona con palmaditas, se puede aplicar la pomada con un bastoncillo de algodón.