- 24 de octubre de 2017
- Por Sally Nazari, PsyD, experta en temas de GoodTherapy.org Topic Expert
Muchos de nosotros nos demoramos en las cosas que desearíamos hacer mejor, con más frecuencia, o en absoluto. A veces, nos sentimos «atascados» e incapaces de avanzar, o en cualquier dirección. Profundizar en lo que nos mantiene en este estado, paradójicamente, parece que sólo puede avivar las llamas. Cuando esto ocurre, podemos notar que estamos asustados, nerviosos, ansiosos o confundidos. La mayoría de las veces, este estado conlleva una sensación de agobio. Los sentimientos abrumadores hacen entonces que nos sintamos aún más paralizados y nos encontremos cada vez más arraigados en la sensación de incapacidad para tomar acción hacia las cosas que buscamos construir en nuestras vidas.
Este proceso plantea la pregunta: ¿Cómo podemos dejar de procrastinar? Cada uno de nosotros puede haber experimentado un ataque ocasional de malestar con la procrastinación intermitente, sin embargo, algunos se encuentran continuamente luchando contra el ciclo de abrumamiento y procrastinación con la mayoría de sus objetivos y plazos. Con la repetición, esto no sólo puede llegar a ser agotador, sino que puede sentirse casi como una amenaza el esforzarse por las metas, así como el asumir proyectos -incluso si se nos exigen.
Una cosa importante a tener en cuenta es que la procrastinación es representativa de un factor subyacente mayor. Para abordar la procrastinación, es imperativo mirar el problema subyacente. A menudo, la sensación de agobio se presenta como procrastinación. En otras palabras, si nos sentimos abrumados por lo que se nos puede exigir, puede parecer imposible emprender ninguna acción hacia esas tareas. Para evitar la procrastinación, necesitamos estrategias para mantener a raya el agobio.
Una de las razones por las que podemos sentirnos abrumados por nuestras tareas y objetivos puede ser que nos intimide llevar a cabo la tarea o lo que pueda suponer. Podemos pensar que la tarea es demasiado compleja o que hay mucho en juego. Esto puede llevarnos a un estado de adormecimiento o a escondernos de la actividad. A veces, incluso podemos encontrarnos obsesionados con ella, llegando a estar irritados, y sin embargo, incapaces de emprender ninguna acción. A partir de este punto, a medida que se acerca la fecha límite, podemos encontrarnos cada vez más anclados en el miedo, el agobio, la ansiedad y la inacción.
El antídoto es dividir la tarea en trozos mucho más pequeños. A medida que nos abrumamos, puede ser cada vez más difícil prestar atención a las piezas más pequeñas de una tarea o actividad. El agobio tiende a producirse cuando se apilan demasiadas partes de la misma tarea. Puede ser muy valioso desglosar las tareas hasta el punto de notar las cosas obvias que puedes hacer y que están delante de ti. Hacer uso de las habilidades de afrontamiento y de las herramientas de mindfulness puede ayudarnos a encontrar un aspecto de la tarea para desglosarlo de este modo. Al hacerlo, empezamos a inclinar la balanza de la mentalidad para alejarnos del estado de cierre y parálisis que nos provocaban los sentimientos de agobio. Además, empezamos a demostrarnos a nosotros mismos que podemos progresar, aunque no hayamos terminado del todo, hemos empezado.
Los sentimientos de agobio pueden llevar a un estado de parálisis. Esto, a su vez, puede agravar el estrés y la ansiedad que podríamos experimentar en respuesta a las tareas desafiantes.
Esto nos lleva a una estrategia adicional para superar los sentimientos de agobio y parálisis: empezar en los incrementos más pequeños posibles. A menudo nos encontramos con la creencia de que debemos dedicar grandes bloques de tiempo para completar eficazmente nuestras tareas. Sin embargo, este enfoque puede impedirnos empezar y aumentar nuestra ansiedad, estrés y sensación de agobio. Empezar con un bloque de tiempo restringido de 5 minutos puede permitirnos empezar a hacer mella en la tarea de una forma menos presionada, permitiéndonos incluso rendir más de lo que hubiéramos hecho de otra forma.
Otra consideración al navegar por nuestras tareas cuando estamos abrumados es por dónde empezar. Muchos de nosotros nos convencemos de que debemos empezar por el primer paso. Sin embargo, este primer paso puede parecernos esquivo o quizás simplemente no estamos seguros de qué es o cómo hacerlo. Puede ser útil empezar por los aspectos de la tarea que sí sabemos realizar. Como resultado, nos encontramos con que hemos empezado, lo que alivia parte de la presión, el estrés, la ansiedad y los sentimientos difíciles. Al mismo tiempo, empezamos a ver el progreso y nuestra confianza en nuestra capacidad para seguir avanzando puede aumentar.
En la misma línea, si nos encontramos cometiendo errores en el camino, puede ser útil seguir avanzando y corregir nuestros errores lo antes posible. Haciendo esto empezamos a entrenar nuestra mente en que el movimiento hacia adelante y la corrección son la forma en que respondemos a los errores en lugar de con la inacción derrotada. Por lo tanto, salimos con la mentalidad de que los errores no son lo que en última instancia importa, sino más bien, nuestra reacción a los errores.
Conclusión
En resumen, los sentimientos de agobio pueden conducir a un estado de parálisis. Esto, a su vez, puede agravar el estrés y la ansiedad que podríamos experimentar en respuesta a las tareas desafiantes. Teniendo esto en cuenta, podemos tomar medidas para asegurar que los estados de agobio se mitiguen para poder seguir construyendo lo que valoramos en nuestras vidas.
Si necesitas ayuda para manejar el estrés y el agobio, considera trabajar con un terapeuta que pueda enseñarte las habilidades que necesitas para dejar de procrastinar y empezar a avanzar.