Los boniatos son tubérculos versátiles que tienen menos calorías que las patatas tradicionales y son un sustituto perfecto de esa verdura con almidón. Puede tener tubérculos cultivados en casa durante meses más allá de la temporada de crecimiento si sabe cómo almacenar las batatas después de la cosecha. El almacenamiento de los boniatos requiere un curado cuidadoso para evitar el moho y activar la formación de enzimas productoras de azúcar. El curado es la clave para cosechar y almacenar los boniatos para disfrutarlos durante meses.
Conservar los boniatos para el invierno
Los boniatos son deliciosos si se comen justo después de la cosecha, pero sus verdaderos sabores se intensifican cuando se curan. Durante el proceso de curación, los almidones del tubérculo se convierten en azúcar, intensificando el sabor dulce y mantecoso de la patata. Una vez terminado el proceso de curación, las batatas están listas para ser envasadas para su almacenamiento a largo plazo. Los métodos tradicionales recomiendan almacenar las batatas en arena, pero también se puede utilizar una caja o una bolsa de plástico perforada en las temperaturas y condiciones adecuadas.
El curado es crucial para almacenar las batatas para el invierno con éxito. Coseche las patatas en un periodo seco si es posible. Intente minimizar cualquier daño en el tubérculo, ya que invita al moho, los insectos y las enfermedades. Extienda los tubérculos con cuidado y déjelos secar entre 10 días y 2 semanas en un lugar cálido con alta humedad.
Las temperaturas ideales son de 80 a 85 F. (26 a 29 C.) con un nivel de humedad del 80 por ciento. Para curar las patatas en el interior, almacénelas cerca del horno, embaladas en cajas cubiertas con un paño para aumentar la humedad. Las temperaturas en el interior suelen oscilar entre los 15 y los 23 C., por lo que se recomienda un periodo de curación más largo, de 2 semanas.
Cómo almacenar los boniatos después de la cosecha
Si se toman las medidas adecuadas durante la cosecha y el almacenamiento de los boniatos, los tubérculos deberían durar hasta bien entrado el invierno. Una vez finalizado el periodo de curación, cepille la suciedad que aún pueda quedar en las patatas.
Envuélvalas en cajas de papel o envuélvalas en papel de periódico y guárdelas en una despensa o armario fresco. La mejor temperatura para mantener las raíces frescas es de 55 a 60 F. (12 a 15 C.), pero no las refrigere durante más de unos días, ya que son susceptibles de sufrir daños por el frío.
Revise los boniatos con frecuencia y retire los que puedan empezar a enmohecerse para evitar que el hongo se extienda a los demás tubérculos.
Banco tradicional in situ
Nuestros abuelos colocaban los tubérculos en una situación llamada banco. Esto requería preparar camas circulares con paredes de tierra de un pie de altura. La base del círculo se cubría con paja y las patatas se apilaban en una estructura cónica. A continuación, se erigía una estructura de tablas sobre la pila y se colocaba más paja encima.
La tierra se amontonaba gradualmente sobre las 6 a 10 pulgadas (15-25 cm.) de paja superior y se colocaban más tablas sobre el vértice de la pila para evitar que la humedad penetrara en ella. La clave de este tipo de almacenamiento de batatas era proporcionar ventilación, evitar la entrada de agua y mantener los tubérculos frescos pero sin permitir que se congelen.
Almacenamiento de batatas en arena
No se recomienda almacenar los tubérculos en arena porque no permite una ventilación adecuada. Sin embargo, puedes almacenarlos en arena empaquetados en capas en barriles o cajas. La arena los amortigua y evita que se lesionen, y mantiene los boniatos lo suficientemente frescos y evita que se congelen.
Este método funciona mejor si el barril se almacena en un sótano cálido o en un garaje medianamente cálido. Las bodegas de raíces también pueden funcionar bien, si no están en una zona donde las heladas profundas son comunes.