8 impresionantes mapas que cambiaron la cartografía

Probablemente creas que sabes lo que es un mapa. Y lo más probable es que no estés del todo equivocado. Sí, los mapas son representaciones visuales de cómo llegar de A a B, pero si le preguntas a John Hessler, son más complejos que eso. «Tratar de definir lo que es un mapa es bastante difícil», dice Hessler. Y él lo sabe.

Como especialista en cartografía moderna y SIG en la Biblioteca del Congreso, Hessler pasa gran parte de su tiempo entre mapas. La Biblioteca del Congreso cuenta con más de 6.000.000 en su colección, que trazan desde las primeras visiones del mundo de Claudio Ptolomeo hasta las brillantes representaciones de los efectos de las redes de Facebook. En su nuevo libro Map: Exploring the World, Hessler esboza la historia de los mapas y explica cómo han evolucionado y permanecido igual a lo largo de miles de años.

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El libro presenta 300 ejemplos de mapas que incluyen ejemplos tan dispares como la ya mencionada red de Facebook y las cartas de palo de la isla Marshall. Pero Hessler dice que hay un hilo conductor en todos ellos. «Lo que estamos viendo siempre que miramos un mapa es una abstracción», dice. «En realidad, lo que estamos haciendo es como cualquier arte visual o diseño; estamos tomando la extrema complejidad que tiene lugar en el mundo real y abstrayéndola a imágenes visuales simples que nos ayudan a entender las interacciones complejas»

En otras palabras, los mapas son simplemente una forma de presentar visualmente un conjunto de datos. En ese sentido, la cartografía, que antes era un oficio muy especializado, es ahora más parecida al diseño de información. «Las líneas empiezan a difuminarse entre lo que es el análisis de big data y lo que es la cartografía», afirma. Mientras que los primeros mapas eran herramientas utilizadas para orientarse, hoy los mapas se dedican más a resaltar las conexiones tanto en el mundo físico como en el digital. Los mapas ya no están ligados a sus fundamentos geográficos. Visualizaciones como Flight Patterns, de Aaron Koblin, muestran cómo los datos pueden pintar una imagen de un lugar sin que la geografía sea la intención original. Otras, como el mapa del cerebro del Proyecto Conectoma Humano, no son mapas en el sentido tradicional, aunque se basan en metáforas cartográficas. «Porque muestra conexiones, porque muestra redes, es definitivamente un mapa», dice Hessler. «Pero, de nuevo, es una de esas cosas que lleva la definición de mapa más allá de su forma normal».

Aún así, todos los mapas sirven como una forma alternativa de historia del mundo. Al igual que el arte, utilizan los elementos visuales para revelar verdades sobre una época y un lugar concretos. Los mapas pueden actuar como una memoria congelada en el tiempo, como se ve en el mapa de John Auldjo de las erupciones del Monte Vesubio. Pueden poner de relieve los problemas del momento o trazar la trayectoria de la exploración y el avance humanos.

Sin palabras, pueden transmitir lo que a la gente le preocupaba, la curiosidad o el entusiasmo, incluso si se trata de algo tan mundano como los aromas que se encuentran en Glasgow. En el fondo, los mapas son, como dice Hessler, artefactos culturales. «Nos dicen mucho sobre la época en que se produjeron», dice. «Ese es su poder».

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