Los machos de la rana dorada panameña hacen un sonido silbante y tienen al menos dos tipos diferentes de llamadas lo suficientemente fuertes como para llevarlas al bosque desde su hogar cerca de la orilla del agua. Este es un comportamiento muy interesante, ya que las ranas no tienen tímpanos y los ríos donde viven pueden ser muy, muy ruidosos. Entonces, ¿cómo se comunican?
Al igual que muchos humanos que carecen de la capacidad de oír, las ranas doradas utilizan una forma de lenguaje de signos para señalarse entre sí. Agitan sus manos o levantan y mueven las patas para defender su territorio, intentar atraer a su pareja o incluso para saludarse. Los científicos de la conservación siguen estudiando y aprendiendo más sobre este método único de comunicación de las ranas.
Una vez que un macho de rana dorada panameña ha atraído la atención de una hembra y ésta se acerca a su territorio, se sube a su espalda y se agarra con fuerza. Ella encuentra un lugar poco profundo y sombreado en el arroyo cercano y produce una larga hilera de huevos de color crema, que adhiere a una roca o a guijarros para evitar que sean arrastrados por la corriente. Cuando pone los huevos, el macho los fecunda y los renacuajos nacen unos nueve días después. A veces, el macho se aferra a la hembra durante varios días hasta que ésta pone los huevos. Eso sí que es persuasivo.
Los renacuajos recién salidos del cascarón son blancos, cambiando a marrón oscuro o negro con motas doradas (que es un gran camuflaje) después de unos días. Tienen una gran boca en forma de disco con varias filas de dientes que les ayudan a agarrarse a las rocas cuando el arroyo coge velocidad después de una tormenta. Los renacuajos pasan sus primeros días comiendo algas de las rocas cercanas al lugar de eclosión. Pasan de seis a siete meses comiendo y creciendo.
Los jóvenes son mucho más sigilosos que el adulto completamente tóxico, escondiéndose hasta que pueden protegerse con las secreciones de su piel. Una vez que los renacuajos se transforman (un proceso llamado metamorfosis) en ranas juveniles, comen y aumentan lentamente su toxicidad, y su coloración cambia a verde con marcas oscuras, coincidiendo con el color de los musgos que crecen en las piedras de su hábitat acuático. Poco a poco van cambiando a los colores dorados de los adultos maduros.