Pregunta: «¿Qué es el Shemá?»
Respuesta: Shema («escuchar») es la palabra hebrea que inicia la oración más importante del judaísmo. Se encuentra en Deuteronomio 6:4, que comienza con la orden de «Oír». La oración completa del Shemá, que incluye los versículos 4-9, se pronuncia diariamente en la tradición judía:
Escucha, oh Israel: El SEÑOR nuestro Dios, el SEÑOR es uno. Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que hoy te mando estarán en tu corazón. Las enseñarás con diligencia a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Las atarás como una señal en tu mano, y serán como frontales entre tus ojos. Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
La tradición judía posterior desarrolló una oración del Shema en tres partes que también incluía Deuteronomio 11:13-29 y Números 15:37-41. La tradición afirma que estas tres partes cubren todos los aspectos de los Diez Mandamientos.
La oración del Shema fue tan influyente e importante que Jesús la utilizó como inicio de su respuesta a la pregunta sobre el «mayor mandamiento» en Marcos 12:28-30:
Y se acercó uno de los escribas, que les oyó discutir entre sí, y viendo que les respondía bien, le preguntó: «¿Cuál es el mandamiento más importante de todos?» Jesús respondió: «El más importante es: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor es uno. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». La segunda es ésta: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Cuando Jesús comenzó su respuesta con la oración del Shema, reconoció que el Señor Dios es lo más importante y que la devoción completa a Él es el más importante de los mandamientos. No es de extrañar que el escriba respondiera así en los versículos 32-33:
Tienes razón, Maestro. En verdad has dicho que él es uno, y que no hay otro fuera de él. Y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es mucho más que todos los holocaustos y sacrificios.
Todavía hoy, los cristianos pueden mirar las palabras del Shema como una maravillosa expresión de que el Señor es el único Dios verdadero. Al reconocer su señorío, nuestra respuesta sigue siendo «escucharlo», amarlo con todo nuestro corazón, alma y fuerza, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.