Posesión de espíritus: Perspectivas de evaluación y atención pastoral

La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la posesión demoníaca tal y como se representa en la cultura popular, por ejemplo en películas de terror como El Exorcista. Aunque estas representaciones suelen ser exageradas, con frecuencia se basan en relatos de la vida real del fenómeno. A pesar del escepticismo académico generalizado, los profesionales de la atención pastoral y la salud mental son cada vez más conscientes de esta aflicción y de la necesidad de ofrecer una atención adecuada. En su reciente artículo, la Dra. Marta Illueca recopila los datos empíricos sobre la posesión de espíritus procedentes de la literatura médica y humanística, y pretende ofrecer un punto de referencia que beneficie a quienes trabajan en entornos pastorales y sanitarios.

A lo largo de las dos últimas décadas, y a pesar del escepticismo generalizado, ha aumentado el interés de la comunidad académica por el fenómeno de la angustia espiritual relacionada con la posesión de espíritus o demonios. En su trabajo de posgrado en la Yale Divinity School, la Dra. Marta Illueca investiga el tema de la posesión demoníaca: la posesión de espíritus por una entidad maligna. Su formación en medicina y teología la sitúa en una posición ideal para informar y asesorar sobre este tema. Afirma que no hay intención de demostrar o refutar la existencia de los espíritus, el objetivo es aplicar el rigor académico en la medida de lo posible en la revisión de la creencia en los espíritus, y su posible papel en la causa de condiciones perturbadoras que requieren atención profesional.

Posesión demoníaca y ministerios de liberación
Independientemente de las creencias médicas relacionadas con las aflicciones espirituales (o la falta de ellas), los fenómenos relacionados con la opresión espiritual y la posesión demoníaca son reales para la persona afectada. Las personas que sufren de posesión demoníaca a menudo experimentan un dolor físico, emocional y espiritual extremo, que requiere atención, una evaluación cuidadosa y asistencia profesional. Esto puede ser cuidado pastoral, cuidado mental, o una combinación de ambos dependiendo de las necesidades individuales. Determinar el tipo de atención que requiere una persona puede ser difícil porque puede presentar síntomas que son característicos tanto de la posesión demoníaca, como de los trastornos de salud mental. Los profesionales a menudo no logran discernir lo que el paciente necesita, es decir, atención médica y diagnóstico psiquiátrico, o intervención espiritual. Las consecuencias de un diagnóstico erróneo pueden comprometer el bienestar, y llevar a la estigmatización social.

La posesión de espíritus no debe ser vista
como una condición espiritual rara y aislada, sino más bien como un espectro de manifestaciones de complejidad creciente.

El Dr. Illueca señala que la investigación formal y los datos empíricos son escasos, lo que ha llevado a una representación errónea de aquellos con problemas genuinos, basada en la representación en la cultura popular, como las películas de terror. Por esta razón, se necesitan desesperadamente trabajos académicos como el suyo para que las personas con afecciones espirituales puedan ser protegidas de la marginación social y recibir la atención profesional que necesitan. En los casos en los que se sospecha que existe una posesión demoníaca, los individuos deben ser remitidos a la atención pastoral, que puede incluir el uso de ministerios de liberación. Este es un término colectivo utilizado para describir las intervenciones basadas en la oración que actúan para limpiar a una persona de demonios y espíritus malignos, y ayudar, de forma multidisciplinar con los problemas físicos, psicológicos, emocionales y espirituales que se les atribuyen. Las intervenciones pueden ir desde oraciones específicas de liberación, hasta exorcismos basados en rituales reservados para los casos extremos y raros de posesión. El equipo de liberación es un grupo multidisciplinar que a menudo incluye ministros, trabajadores sociales y psicólogos.

Evolución del conocimiento sobre la posesión demoníaca.
Diseño gráfico de Cynde A. Bimbi, CAB Graphics & Design, USA.

Literatura sobre la posesión demoníaca, y su diferenciación de los problemas de salud mental
El artículo del Dr. Illueca consta de dos partes principales: en primer lugar, describe y define la posesión demoníaca utilizando fuentes primarias y la literatura disponible, y en segundo lugar, presenta una revisión de las características que definen la posesión demoníaca, y cómo se diferencia de los trastornos de salud mental con los que se confunde comúnmente. La posesión demoníaca es un fenómeno real y no debe atribuirse a una condición psiquiátrica, como tampoco debe tratarse la enfermedad mental como inducida por el demonio. Por lo tanto, la evaluación y el diagnóstico profesional es un paso esencial.

La corriente principal de la religión cristiana se está organizando más en torno a la práctica de los ministerios de liberación.

Una caracterización clásica de la posesión de espíritus parece estar en las escrituras de la Biblia judeo-cristiana donde los espíritus son descritos como benignos, por ejemplo, el Espíritu Santo, o malignos, por ejemplo, Satanás/el diablo. Si bien se cree comúnmente que el diablo es principalmente un subproducto del Nuevo Testamento (la parte cristiana de la Biblia), en el Libro de la Ley del Antiguo Testamento llamado «Deuteronomio» se cita la existencia de demonios como antagonistas de Dios. Para los creyentes, existe la posibilidad de influencia de cualquiera de los dos tipos de espíritus, por ejemplo en el Evangelio de Marcos, Jesús fue «conducido» al desierto por el Espíritu de Dios donde fue tentado por un espíritu maligno, el diablo. Aunque la literatura empírica es limitada, un síndrome espiritual parece manifestarse a lo largo de un espectro que va desde la vejación espiritual, la obsesión, la opresión y, finalmente, la posesión demoníaca. Estas diversas manifestaciones afectan al comportamiento de la víctima y, en casos extremos, dominan el ser general de la persona. El término infestación espiritual es utilizado por el Dr. Illueca como una descripción comparable a una contaminación parasitaria o microbiana. En los peores casos, el espíritu maligno controla y utiliza el cuerpo como si fuera propio. Se necesitan oraciones de liberación, o en casos extremos, el exorcismo, para aliviar a la víctima de este estado de posesión.

Una de las funciones fundamentales de los ministros de liberación es determinar si la aflicción observada tiene una base espiritual.

El trabajo académico del Dr. Illueca tabula los datos empíricos clave sobre la demografía, la historia natural y el uso del exorcismo en casos de posesión de espíritus o demonios. El reconocimiento de la posesión de espíritus en la literatura pastoral y psicológica es cada vez mayor, y el fenómeno de la posesión demoníaca se describe en todo el mundo a través de las culturas y los continentes. Un estudio temprano de Bourguignon (1973) sugirió que América del Norte y del Sur son las más prominentes en su creencia en la posesión de espíritus. El conocimiento y la comprensión de las prácticas rituales locales es importante para discernir si se necesita asistencia espiritual o psicosocial.
La corriente principal de la religión cristiana se está organizando cada vez más en torno a la práctica de los ministerios de liberación con la formación formal y la acreditación de los exorcistas. Una de las funciones fundamentales de los ministros de liberación es determinar si la aflicción observada tiene una base espiritual. El Ritual Romano (la obra ritual oficial original de la Iglesia Católica compilada en 1614) explica los signos tradicionales de la posesión demoníaca basándose en las fuentes cristianas primitivas y en las observaciones de los practicantes. Aunque las pruebas científicas de apoyo son limitadas, existe un consenso dentro de los círculos del ministerio de liberación en torno a las características distintivas de estos signos, y todavía se utilizan hoy en día como criterios para el diagnóstico. Los cuatro criterios son: fluidez recién desarrollada por el paciente en una lengua extranjera; conocimiento de cosas ocultas, como la identificación de objetos escondidos o detalles privados relacionados con los presentes; fuerza sobrenatural desproporcionada en relación con el tamaño de la persona; y aversión a objetos sagrados como la cruz cristiana, el agua bendita o la Biblia. Cuando se dan los cuatro casos, se considera que es un indicio específico de posesión demoníaca. La capacidad antigravitatoria (es decir, la levitación) también se ha reportado como un signo raro. Investigaciones recientes a gran escala en países de ingresos bajos y medios han demostrado que las personas con un historial de abusos en la infancia o traumas graves son especialmente vulnerables (Hecker et al., 2015), así como las personas que se dedican a las prácticas ocultas (p. ej. Tableros de ouija, grupos de culto, etc.).

Las afecciones psiquiátricas y espirituales pueden superponerse, y cada una de ellas requiere un diagnóstico preciso para adaptar el tratamiento y evitar las consecuencias potencialmente peligrosas a las que puede conducir un diagnóstico erróneo. A diferencia de las afecciones espirituales, los trastornos psiquiátricos son diagnosticados por profesionales de la medicina que utilizan un conjunto específico de criterios para hacerlo. Por ejemplo, en el caso del trastorno de identidad disociativo (TID), antes conocido como trastorno de personalidad múltiple, los síntomas disociativos (por ejemplo, los estados de trance) se consideran una característica definitoria. El potencial de confusión entre la posesión de espíritus y los estados disociativos es alto porque en el TID una o más personalidades alternativas pueden asumir el comportamiento del paciente. Otros síntomas que se solapan son las lagunas de memoria prolongadas y las alucinaciones, y ambos se presentan a menudo con una historia de traumas infantiles complejos. Existe un potencial similar de confusión con la esquizofrenia, donde los delirios y las alucinaciones paranoicas también son comunes.

Un diagnóstico erróneo puede tener un estigma social nefasto y consecuencias emocionales para la víctima y sus seres queridos.

Se confía en que tanto los profesionales de la pastoral como los de la medicina evalúen cuidadosamente, diagnostiquen y dirijan el tratamiento al proveedor más apropiado. Independientemente de sus propias creencias personales, un proveedor debe tomar cada consulta con seriedad, teniendo en cuenta el profundo grado de sufrimiento real que estas condiciones representan para los afligidos. Tras revisar los datos médicos y la literatura espiritual disponibles, el Dr. Illueca recomienda un enfoque de cuatro pasos para la evaluación y el tratamiento de la angustia espiritual de las personas que creen que la causa es la influencia de los espíritus malignos. El primer paso es la toma de conciencia, de la realidad de la angustia espiritual y del espectro de manifestaciones. El segundo paso es la anticipación; de la probabilidad de que un solicitante de atención pueda caer en el espectro de la posesión espiritual sobre la base de su presentación (síntomas, antecedentes, historia de vida). El tercer paso es la evaluación crítica de las pruebas clínicas, señalando si los síntomas pueden indicar una condición psicológica. El último paso es la derivación, basada en la evaluación, al servicio más adecuado.

Las personas con una historia de abuso en la infancia o las que se dedican a prácticas ocultas como las tablas de Ouija son particularmente vulnerables.

Resumen
El trabajo de la Dra. Illueca recopila la literatura actual y la investigación académica sobre la posesión de espíritus y destaca la necesidad de un cuidadoso diagnóstico diferencial entre los casos psiquiátricos y la posesión demoníaca. Destaca la importancia de la empatía, el cuidado y la perseverancia fiel en los cuatro pasos que recomienda, para ayudar a restablecer el bienestar de la persona afectada. Se espera que sirvan de guía útil para los profesionales que se enfrentan a discernir la naturaleza de los males espirituales que se les presentan. El artículo finaliza con un llamamiento a seguir investigando sobre los ministerios de liberación y los enfoques de diagnóstico de las aflicciones espirituales con el objetivo de mejorar la vida de los que sufren y de los que les atienden.

Respuesta personal

¿Encuentra usted conflicto entre su formación médica y su investigación teológica, en particular en relación con esta área?

Más que un conflicto, lo que es un reto inspirador es entablar una conversación entre mi formación médica y la investigación teológica. Con mi experiencia médica de toda la vida, tengo la bendición de ser testigo de una nueva visión científica sin precedentes en las áreas de la espiritualidad y la salud que antes no se habían explorado. Por ejemplo, las nuevas pruebas empíricas que surgen de la investigación en neuroimagen (por ejemplo, la resonancia magnética funcional – fMRI) permiten mapear y caracterizar las prácticas espirituales, ya que desencadenan una serie de respuestas medibles en el cerebro humano. A través de una investigación científica rigurosa y juiciosa, también seguiremos dilucidando la desconcertante naturaleza de los fenómenos de posesión espiritual.

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