Tras la derrota de Napoleón, Europa queda profundamente desorganizada después de casi un cuarto de siglo de revolución y guerra.
Bajo el liderazgo de los cuatro grandes vencedores sobre Francia: Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia, los países europeos se reúnen en Viena para determinar el destino de los territorios destrozados por las conquistas napoleónicas y reconstruir un orden europeo.
Dos principios dominan las negociaciones: la preservación del equilibrio político entre las potencias y la restauración de las antiguas dinastías, expulsadas por la ola revolucionaria.
Las decisiones tomadas en Viena redibujan el mapa político de Europa.
– Prusia se expande para incluir una parte del Gran Ducado de Varsovia, la Pomerania sueca, más de la mitad de Sajonia y, sobre todo, la mayor parte de Renania. Con estas adquisiciones, Prusia obtiene definitivamente el estatus de gran potencia europea.
– Rusia asegura su toma de posesión de Finlandia. Se le concede la tutela de la mayor parte de Polonia y retira Besarabia del Imperio Otomano. El zar continúa así su marcha hacia Constantinopla.
– Austria, por su parte, recupera el Tirol y recibe el reino de la Lombardía veneciana, así como Dalmacia. Estas últimas expansiones territoriales dan al Imperio de los Habsburgo un compromiso meridional y mediterráneo.
– El Reino Unido no tiene reivindicaciones territoriales en el continente europeo. Más preocupado por el desarrollo de su imperio colonial y por garantizar la seguridad de sus rutas comerciales, obtiene un cierto número de islas, como el islote de Helgoland en el Mar del Norte, así como Malta y las islas Jónicas en el Mediterráneo.
– Suecia ve confirmada su anexión de Noruega a costa de Dinamarca, que, en compensación, recibe los ducados de Holstein y Lauenburg.
– Francia, potencia derrotada, recupera aproximadamente sus fronteras de 1792. Para frenar sus ambiciones territoriales, se refuerzan dos estados tapón en sus fronteras: en el norte, se crea el reino de los Países Bajos, que incluye a Bélgica, mientras que en el sur, el reino de Piamonte-Cerdeña recupera Saboya, el condado de Niza, y se amplía hasta incluir la región de Génova.
-Finalmente, las decisiones tomadas en el Congreso de Viena dejan la península italiana, así como Alemania, repartida, a pesar de la creación de la Confederación Alemana.
El nuevo orden europeo, elaborado en Viena, marca la venganza del Antiguo Régimen contra los ideales de libertad resultantes de la Revolución Francesa, y no satisface las aspiraciones nacionales que crecen en Europa.
Numerosos pueblos quedan muy decepcionados: los polacos, cuyo país vuelve a ser borrado del mapa, los belgas y noruegos, sometidos a la dominación extranjera, los patriotas italianos y alemanes, que aspiran a alguna forma de unidad nacional.
En los Balcanes, el debilitamiento del Imperio Otomano sostiene el deseo de independencia de los pueblos cristianos: Serbios, griegos, búlgaros, rumanos.