El estudio se publica en el número online del 3 de abril de 2019 de Neurology®, la revista médica de la Academia Americana de Neurología. Este artículo también se publicará en el número impreso del 30 de abril de Neurology, que está dedicado en gran medida a los estudios de hipótesis nulas con resultados negativos o no concluyentes. Estos resultados tienen el potencial de informar sobre futuros esfuerzos de investigación y de salvar a los participantes en el estudio de riesgos evitables.

«Una mayor ingesta de vitamina D se ha asociado con un menor riesgo de EM, pero nuestros hallazgos muestran que la ingesta de minerales no es un determinante importante del riesgo de EM», dijo la autora del estudio Marianna Cortese, MD, PhD, de la Harvard T.H. Chan School of Public Health, en Boston.

En el estudio participaron 80.920 enfermeras del Nurses’ Health Study y 94.511 del Nurses’ Health Study II. Se preguntó a las mujeres mediante un cuestionario sobre la dieta y el uso de cualquier suplemento cada cuatro años durante un período de seguimiento de hasta 20 años antes de que algunas de las mujeres desarrollaran EM.

Los minerales estudiados fueron el zinc, el hierro, el potasio, el magnesio, el calcio, el fósforo, el manganeso y el cobre.

Durante el estudio, 479 de las mujeres desarrollaron EM.

Los investigadores evaluaron la ingesta de minerales por parte de las mujeres para ver si una mayor ingesta estaba vinculada a un mayor o menor riesgo de EM. No se encontró tal relación. Los investigadores analizaron la ingesta de minerales al inicio del estudio y también la ingesta acumulada antes de la aparición de la EM y no encontraron ninguna asociación.

Los resultados fueron los mismos cuando los investigadores ajustaron otros factores que podrían afectar al riesgo de EM, como fumar y tomar suplementos de vitamina D.

«Aunque estudios anteriores han sugerido que los niveles de zinc son más bajos en las personas con EM y que el zinc puede producir una respuesta inmunitaria más antiinflamatoria en un modelo animal de EM, estos efectos pueden ser demasiado sutiles dentro del rango de ingestas de zinc comunes en la población estadounidense como para modificar el riesgo de EM», dijo Cortese.

Una limitación del estudio fue que sólo se incluyeron mujeres, y la mayoría eran de raza blanca, por lo que los resultados no pueden generalizarse directamente a los hombres o a las personas de otras razas.

El estudio contó con el apoyo de la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple y los Institutos Nacionales de Salud.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *